MUJERES VIOLADAS ¿QUÉ HACER?

Por Rafael J. Sánchez Armas

 

DELITO DE VIOLACIÓN

 

          La violación es el acto sexual no consentido por una de las partes. Hasta 1989, el delito de violación estaba tipificado en el Código Penal español bajo la rúbrica de "delitos contra la honestidad". Afortunadamente, desde entonces ha sido sustituida por el epígrafe "delitos contra la libertad sexual", más acorde con los derechos del individuo, sea cual sea su forma de ganarse la vida. No sólo las secretarias, las amas de casa o las dependientas tienen derecho a la libertad sexual; también las prostitutas, las drogadictas y las reclusas, aunque su situación social no sea tan digna en apariencia.

 

          Otro de los criterios modificados por el Derecho Penal ha sido el ámbito del concepto de violación. Actualmente, no sólo existe violación cuando hay penetración vaginal, anal o bucalmente, cuando se yace con una persona, sino cuando dicho ultraje se produce mediante un objeto cualquiera. Este nuevo enfoque del delito de violación permite condenar la violación de un hombre por parte de una mujer, aunque ella carezca de miembro viril. Hace unos años, un miembro del CESID denunció haber sido violado por el ano con un instrumento metálico por investigar la guerra sucia contra ETA.

 

          Existe delito de violación cuando la fuerza o intimidación ejercidas revisten un carácter degradante o vejatorio; cuando los hechos son cometidos por dos o más atacantes o cuando la víctima es un individuo especialmente vulnerable por su edad o su situación: niños menores de doce años y oligofrénicos, epilécticos, intoxicados, personas desmayadas.

 

          Entre las alteraciones psicopatológicas de los delincuentes contra la libertad sexual de las personas destacan los trastornos de la personalidad, la neurosis y las enfermedades psicóticas. Pero no todas las violaciones y agresiones de tipo sexual se convierten en diligencias judiciales si nos atenemos a la opinión de la policía del mundo. En este sentido, un buen número de mujeres y hombres todavía es contrario a denunciar los hechos para no rememorar el traumatismo ante terceras personas; para no dar publicidad a una posible afrenta de los familiares más allegados; por temor a ser víctima de un nuevo delito; por desconfianza en la Administración de Justicia o por tratarse de prostitutas o reclusos. Muchas han sido las razones esgrimidas por algunas víctimas para dejar impune uno de los delitos más graves cometidos por el hombre.

 

TIPOS DE VIOLADORES

 

Según los estudios realizados por Cohen y Prently, los violadores obedecen a la siguiente tipología:

 

                    a) Violador por desplazamiento.

 

          Utiliza la agresión sexual contra sus víctimas como manifestación de odio respecto a la madre, a quien no pudo seducir. Tiene dificultad para comunicarse con las mujeres.

 

                    b) Violador por compensación.

 

          Su conducta obedece a una incapacidad para satisfacer la libido por cauces normales. Es débil de carácter, bastante inmaduro, como casi todos los violadores patológicos (no confundir con el violador ocasional por excitación alcohólica o ajuste de cuentas).

 

                    c) Violador narcisista.

 

          Es presa de una sexopatía de origen mental. Es ególatra, un enamorado de sí mismo. El acto sexual representa la sublimación del YO mientras humilla a la víctima. Es un sujeto frustrado.

 

                    d) Violador por disfusión.

 

          Se trata de un sádico, cuyo climax aumenta en función del terror provocado. Es un delincuente muy peligroso y un enfermo irrecuperable. En el catálogo de martirios preferidos destacan los navajazos en el bajo vientre, la fractura a puñetazos de la boca, la penetración con un objeto inorgánico, la extirpación de los pezones con tenazas o alicates, la quemadura del órgano genital con ácido. Las películas y narraciones sobre ataques sexuales acrecientan su estímulo erótico, mayor cuanto más crueldad sea escenificada. Un aspecto nunca tenido en cuenta por los responsables del cine y la televisión.

 

                    e) Violador impulsivo.

 

          No planifica la violación porque es un sujeto carente de freno emocional. Aprovecha las ocasiones tal como se presentan. Responde al prototipo de "aquí la pillo, aquí la mato". Es un trastornado o un tímido, según sea mayor o menor la intensidad del impulso.

 

MODUS OPERANDI EN LO DELITOS SEXUALES

 

          No es fácil determinar el modus operandi de cada violador. Sólo a través de la comisión de varios delitos por parte de un individuo, cuya autoría haya sido denunciada, evidentemente, podrá la policía elaborar una hipótesis más o menos aproximada. De todas formas, destacan varios aspectos comunes en este brutal atentado contra la libertad sexual de las personas. La fuerza, el lugar, la hora, el ambiente de la víctima, entre otras, son circunstancias a tener en cuenta en todos los delitos de violación sexual.

 

          No se puede dar ninguna agresión contra la libertad sexual de los adultos y niños sin mediar un acto de coacción o chantaje. La fuerza empleada contra una mujer solitaria, contra un niño desamparado o contra un recluso por parte de otro preso es la primera condición cumplida por los delincuentes sexuales. Todas las demás circunstancias son derivadas de aquélla.

 

          Las mujeres solas y las prostitutas son más proclives a sufrir una violación. Entre las primeras, sus potenciales agresores son quienes finjan ser carteros; inspectores de agua, gas o electricidad; vendedores de libros; interesados en arrendar una habitación anunciada en el periódico. Tampoco se debe descartar a los escaladores de fachadas. Las ventanas abiertas en verano es una temeridad.

 

          Así como los callejones, las alamedas, los jardines, las playas, los zaguanes, los ascensores, las estaciones de trenes y metro, los túneles peatonales o los descampados son especialmente vulnerables en cuanto a la seguridad nocturna de las mujeres solas, de día no han de ser menos temidos los garajes, las tiendas pequeñas, los lavabos de los inmuebles de oficinas compartidas, los trenes sin apenas viajeros, los bingos, salas de fiesta y bares de alterne (la limpieza suelen hacerla mujeres solas por las mañanas), etcétera.

 

          Atendiendo al modus operandi, los violadores son clasificados en ocasionales, perversos, familiares y en grupo. Los violadores ocasionales son extremadamente difícil de descubrir, excepto si dejan un rastro evidente. Aprovechan cualquier descuido de una presa inesperada. No son constantes, como los violadores perversos, ávidos de someter regularmente a cualquier clase de mujeres, ya sean adolescentes o maduras. Viven obsesionados con la idea de violar continuamente. A veces son solitarios y otras forman grupos, si bien muchas violaciones en grupo responden a una circunstancia coyuntural, no prevista de antemano. Pero en ambos casos, las violaciones colectivas suelen dejar un reguero de secuelas en las mujeres, y en no pocos casos incluso la tortura y la muerte. Por último, los violadores familiares, entre los cuales hemos de incluir no sólo a ciertos maridos y padres, sino a muchos patronos y encargados de secretarias, obreras y sirvientas, así como a los carceleros y reclusos, basan su modus operandi en la fuerza del dinero o la coacción.

 

EXPLORACIÓN MÉDICA DE LA VÍCTIMA

 

          Aunque la legislación penal y la jurisprudencia del Tribunal Supremo contemplan la declaración de una mujer violada como prueba de cargo determinante contra el acusado, no es menos cierto el reconocimiento constitucional a la presunción de inocencia de cualquier detenido. Es por ello necesaria la exploración médica de toda mujer violada en una clínica forense; jamás en un centro ginecológico. La denuncia irá acompañada de un retrato robot del sospechoso. Idéntica recomendación se ha de hacer en los casos de niños y hombres violados.

 

          La exploración médica se hará a continuación de la inspección de la ropa y objetos de la víctima. Ni la mujer ni sus pertenencias deben lavarse en tanto y cuanto no hayan sido examinadas.

 

          Signos generales de las lesiones:

 

                    a) Desgarros en la vulva, vagina, ano, recto, cuero cabelludo y periné.

                    b) Hematomas en el pubis, cara interna de los muslos, rostro, abdomen, rodillas y piernas.

                    c) Excoriaciones y mordeduras en la cara, cuello, tórax, mamas y pezones.

                    d) Restos de piel, cabello y ropa del violador entre las uñas de la víctima.

 

          Exploraciones médicas según el tipo de violación

 

                    I - Violaciones por la vagina

 

          La exploración o inspección ocular de la víctima de un delito de violación sexual se ha de llevar a cabo en cuatro etapas, cada una de las cuales se corresponde con una posición corporal de aquélla.

 

                              a) Posición decúbito supino.

 

          El facultativo inspeccionará el cuerpo de la mujer, tendida sobre una sábana blanca, para descubrir mordeduras, contusiones y otros signos de violencia. Con un cepillo buscará entre el vello pubiano de la denunciante por si encontrara pelos del violador.

 

                              b) Posición decúbito prono.

 

          Mientras la mujer permanece boca abajo, el médico recorrerá toda la piel por si hallara cualquier señal.

 

                              c) Posición de pie.

 

          También en esta posición, la mujer violada ha de ser examinada con detenimiento.

 

                              d) Posición ginecológica.

 

          Con un foco, el médico forense observará la vagina por si hubieran síntomas de inflamación, enrojecimiento o restos sangre. A continuación, palpará externamente los tejidos sexuales de la mujer para comprobar su dolor al tacto. En el caso de hallarse el facultativo ante una desfloración reciente, observará el himen inflamado y enrojecido, parcialmente desgarrado y sin adherencia en los bordes de la pared vaginal.

 

          Inmediatamente después, el médico, con la mano enguantada, tratará de introducir el dedo meñique en la vagina. Seguidamente, con un hisopo de algodón unido a un mango, se recogerá una muestra de las secreciones vaginales para analizarlas en el laboratorio y descubrir restos de espermatozoides y su movilidad, síntoma inequívoco de la hora aproximada de la violación. La segunda muestra de las secreciones vaginales servirán para la investigación del DNA del sospechoso. Es conveniente tomar dos muestras de semen. También es aconsejable realizar un lavado de la cavidad violada (vagina, boca o ano) con 10 mililitros de suero fisiológico esterilizado para garantizar en su grado máximo la recogida de los posibles restos de semen. El tubo donde se conserve la muestra ha de mantenerse entre 4 y 8 grados de temperatura.

 

          Durante siete días, la denunciante será sometida a una prueba del embarazo a partir de las veinticuatro horas de la violación, así como a las pruebas de la hepatitis B y del SIDA.

 

                    II - Violaciones por el ano

 

          El examen médico será muy parecido en las tres etapas primeras fases de la violación vaginal. En cuanto a la inspección del esfínter anal, el médico tendrá en cuenta cualquier inflamación, hemorragia o desgarro. Asimismo, intentará medir la dilatación del esfínter, muy dilatado en caso de prácticas homosexuales y poco dilatado en el supuesto de un estreñimiento crónico.

 

          Es importante examinar a este tipo de víctima a través de radios X para descartar la presencia de cualquier cuerpo extraño en el recto.

 

                    III - Violaciones por la boca

 

          Es muy difícil de probar, salvo si ocurre la detención inmediata del agresor, a quien, con una lupa y buena luz, el médico forense inspeccionará el pene en busca de restos de carmín o sarro de la mujer violada, así como olor a chicle, pasta dentífrica, desodorante bucal o mordeduras (provocadas por la víctima).

 

INVESTIGACIÓN DE OTRAS CIRCUNSTANCIAS

 

                    I. Examen de la ropa del violador y de la víctima (para buscar huellas de semen, sangre o saliva).

 

                    II. Retrato robot del agresor.

 

          Tras comparecer en la clínica forense, la víctima habrá de ayudar al Gabinete de Fotografía del Cuerpo Nacional de Policía o de la Guardia Civil a dibujar el retrato aproximado del sospecho. Son imprescindibles los siguientes datos:

 

                              -Talla y peso aproximados.

                              -Corpulencia.

                              -Tatuajes y cicatrices.

                              -Color del cabello, tez y ojos.

                              -Modo y deje al hablar.

                              -Forma de gesticular y caminar.

                              -Clase de personalidad (nervioso, sádico, perturbado).

                              -Tamaño del pene.

                              -Aspecto (aseo corporal e indumentaria).

 

                    III. Elaboración de hipótesis.

 

          Aunque en la comisión de un delito de violación sexual también puede darse el factor vengativo (ex marido despechado, compañero de celda de un preso, etcétera), generalmente, las hipótesis policiales se orientarán hacia los maníacos fichados como tales, quienes serán sometidos a una rueda de reconocimiento por parte de la víctima, en las condiciones prescritas en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

 

                    IV. Inspección del escenario y control de sospechosos

 

          Cuando las circunstancias lo permitan, tanto el reconocimiento del escenario de la violación como las pesquisas sobre los sospechosos se llevarán a cabo de forma parecida a la practicada en la investigación de homicidios. Testimonios


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS

AGENCIA BK DETECTIVES