TRASTIENDA DE LA INMIGRACIÓN

Hay en España una materia tabú para el debate político como es la inmigración. Pero ¿qué se oye en los ambulatorios? ¿En las colas (filas) para solicitar viviendas de protección oficial o plazas en las guarderías para los niños? ¿Y en las tertulias de café en los barrios populares? Los españoles están seriamente preocupados por el desmedido incremento de extranjeros. La gente se pregunta si tanto los servicios sanitarios y escolares como el mercado de trabajo son tan boyantes para no resistirse las condiciones laborales y los salarios (por supuesto no me refiero a los sueldos de los políticos ni de los periodistas). Ningún país de la Unión Europea se enfrenta a una presión semejante porque a ninguno se le ha ocurrido "regularizar" (con fines electorales ha denunciado Luis María Ansón) a 700.000 indocumentados, cuyo "efecto llamada" ha provocado según fuentes policiales, la inmigración de un millón de nuevos indocumentados. Ninguno es tan generoso como para incluir en su política de reagrupamiento familiar a cónyuges, hijos hasta 18 años, abuelitos (cuatro). Ninguno presenta un desfase de 1.700.000 de inmigrantes entre 2.000.000 de residentes legales y 3.700.000 empadronados (sin papeles, pero con derecho a todos los servicios sociales). ¿Podemos nosotros permitirnos esos lujos que no se dan los alemanes? Isabel San Sebastián Cabasés.

RAZONES PARA REHUIR EL DEBATE POLÍTICO

Más déficit en la balanza de pagos por comercio exterior, más inflación, más impuestos, más inmigración de mano de obra barata, más pobreza entre los españoles (tanto los sueldos como el poder adquisitivo han retrocedido a niveles de hace una década), más endeudamiento hipotecario suicida (por el aumento de inmigrantes "regularizados") como ha advertido en varias ocasiones el gobernador del Banco de España, menos inversiones (productivas) extranjeras (sólo han aumentado en bares, hoteles y prostíbulos y en el blanqueo inmobiliario de capitales procedente del crimen organizado y las mafias internacionales), menos ingresos por turismo (turismo depredador de suelos, playas, bosques, turismo de sexo, sol y sangría, turismo morralla, chusma, sólo hace falta caminar por Barcelona para descubrirlo, oh, Barcelona, tan bonita y tan sucia, olor a meados en las calles, prostitución en casi todas las esquinas, suciedad como nunca, indignación generalizada entre los ciudadanos, degradación irreversible), menos productividad económica, menos inversión en Investigación y Desarrollo … ¿Hacia dónde va la economía con Rodríguez Zapatero en el "puente de mando" y el rey tomando sol y cazando elefantes presuntamente con un delincuente financiero según publicó la revista "El Siglo de Europa? ¿Bancarrota a medio plazo? ¿Qué ocurrirá con esos diez millones de inmigrantes "regularizados" o nacionalizados en tanto poco tiempo? ¿Podrá el Estado contener a los pandilleros venidos desde tierras lejanas, tan avezados en el arte del crimen en oleadas devastadoras?¿Quiénes no quieren el debate? Ni los gobernantes (éstos ni los otros) ni los patronos esclavistas ni las ONG. Todos meten la cuchara en la misma olla podrida. Los gobernantes poniendo el cazo de los votos. Los patronos porque no quieren dar cuenta de cómo se han forrado a costa de los derechos laborales de los españoles desempleados por culpa de la mano de obra barata importada (modernos esquiroles). Las ONG porque la mayoría están formadas por inmigrantes y cuando no por señores al margen de cualquier fiscalización de la democracia, democrazia di merda han dicho de las ONG, entre otros, Joaquín Leguina Herrán. Tampoco los medios de comunicación (correa de transmisión de los partidos políticos) quieren el debate. Hay mucha indignación en la sociedad española por el progresivo deterioro de la calidad de vida, el aumento de problemas, la incertidumbre, y no es "prudente" hurgar en la herida, remover cicatrices no curadas. De ahí la necesidad evangelizadora de Radio SER Caridad y otros medios de comunicación. Pero ¿servirá de algo a medio plazo? Ay, cuando se abran las puertas del infierno porque en las arcas del Estado no haya ni un puto duro más (tres céntimos de euro) para cubrir las prestaciones sociales de los españoles y extranjeros (más desempleo, menos ingresos en la Seguridad Social). España en llamas de norte a sur. Crisis económica y crisis del Estado. España a la deriva.

SEVILLA CONTRA LA OCUPACIÓN MUSULMANA

HIJOS DEL ISLAM

30.000 automóviles incendiados; destrucción de colegios, tiendas, una iglesia católica; asesinato a palos de un ciudadano francés. Mientras en París reinaba la barbarie, en ciertos países exportadores de morralla (prostitutas, ladrones, narcotraficantes, sicarios, pandilleros) diluviaba tertulias radiofónicas, debates televisivos, artículos de prensa condenando a los franceses por "racistas" y "xenófobos". Sociedades racistas e insolidarias entre sí culpando a otros de sus propios males. "¿Adónde van a deportar a los responsables de la oleada de violencia de París si han nacido en Francia?". Cuando la barba de tu vecino veas cortar, pon la tuya a remojar. En España se ha de modificar urgentemente la normativa para evitar la automática nacionalización de los hijos de inmigrantes nacidos en España… España o Expaña… España soberana frente a los bárbaros extranjeros o Expaña dividida en Estados independientes, y cada uno a depurar el censo de inmigrantes "regularizados" fraudulentamente (con fines electorales, matrimonios amañados, con antecedentes penales). Medidas a tiempo o guerra más tarde. No hay más alternativa para defender la soberanía (española o expañola), nuestras leyes, nuestras costumbres, nuestro derecho a ser amos de nuestra tierra sin complejos. No más agresiones impunes contra los turistas extranjeros, contra los nacionales, contra los policías españoles, y a la mierda los hijos del insulto mediático allende las fronteras, y los defensores (en España) de los hijos del islam y los inmigrantes clandestinos. ¿Quién no quiere el debate político sobre la inmigración masiva? Las multinacionales españolas como BBVA, Telefónica, Banco de Santander, Repsol, MAPFRE, Familia PRISA, por supuesto no. Negocios millonarios desde México hasta Argentina, en Marruecos, en Asia. Negocios millonarios allá y vista gorda con la importación de mano de obra barata acá. ¿Qué va a defender la Familia PRISA cuando tantos negocios tiene en América Latina? Negocio doble, allá y acá. Los trabajadores españoles cada vez más pobres y Juan Luis Cebrián Echarri cada vez más rico. ¿Por cuánto tiempo?

EUROPA EN GUERRA

Nada cambiará que nuestras plañideras progresistas persistan en el empeño de llamar civilización a la barbarie. O que, en nombre de la libertad y el multiculturalismo, juren por Snoopy su compromiso de respetar el derecho de los esclavos a mantener su identidad cultural de esclavos. Porque, como decía Lincoln, con la Historia se puede hacer cualquier cosa salvo escapar de ella. Conviene recordarlo. Siempre. Pero, sobre todo, ahora. Pues pronto se cumplirán treinta años desde que el presidente de Argelia leyera su sentencia, que es la nuestra, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sí, hace seis lustros, Huari Bumedian subió a la tribuna de oradores en Nueva York y lo anunció, solemnemente: “Un día millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque irán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”. Con la ayuda de Alá, ese día, al fin, ha llegado: es hoy. Ahora mismo, en Francia, la Sumisión –que no otra cosa significa Islam– es la segunda religión de la República. En la última década, a toda prisa, frenéticamente, se han izado más de mil setecientas mezquitas, con sus minaretes cada vez más altos y sus almuecines cada vez más fanatizados por Arabia Saudita. Aunque hacen falta más, muchísimas más. ¿La razón? El diez por ciento de todos los nacidos cada año en territorio de la Unión Europea serán siervos del Islam por el resto de sus vidas. Y sólo es el principio. Urge, pues, que las órdenes del Profeta lleguen a ellos cuanto antes y cualquier lugar se antoja bueno para impartirlas. Lo mismo da el garaje más sórdido de los arrabales de París que el sótano peor ventilado del barrio gótico de Barcelona, todo sirve. Por lo demás, los discípulos aventajados de Claude Levi Strauss –allí– y de Manuela de Madre –aquí–, esos lerdos que no se avergüenzan de su personal ignorancia pero sí de su propia cultura, las reciben con entusiasmo donde sea. Porque Alá no sólo es grande, sino también antiamericano, anticapitalista, antiliberal y antioccidental. De hecho, sólo le faltaría enseñarse en las portadas del Vogue para ser una más de los suyos. De ahí que no debiera preocuparnos tanto lo que estos yihadistas de los walkman y el otro Levi´s, el 505, aprendan en las mezquitas, sino fuera de ellas, en nuestros muy laicos colegios públicos. Sin ir más lejos, aquí, el manual escolar de Santillana los induce a creer que los culpables del hambre en el mundo se alojaban en las Torres Gemelas. Porque hasta el más tonto de la clase será capaz de entender por qué se escoge la foto de los atentados del 11-S para ilustrar las enseñanzas del pedagogo Ignacio Ramonet sobre las crueles injusticias que provoca el capitalismo. Ruere in servitium (cayeron en el servilismo), observó Tácito con tristeza, refiriéndose a los romanos, y poco después llegaron los bárbaros. También entonces comenzarían por quemar París.


Fuente: José García Domínguez.

RUTA ESPAÑOLA DEL "HAWALA"

La red 'hawala', un oscuro e ilegal sistema de transferencia de fondos que utiliza Al Qaeda para financiar sus atentados terroristas, tiene decenas de oficinas en España. EL PAÍS ha reconstruido la ruta secreta de locutorios, carnicerías y tiendas de alimentos donde alrededor de 200 agentes 'hawala' paquistaníes mueven más de 300 millones de euros al año sin ningún control. Ahmed Rukhsar, de 40 años, vendía leche de vaca en Gujrat, una provincia de 500.000 habitantes en la zona del Punjab al noroeste de Pakistán. No sabía ni leer ni escribir en urdu, su lengua natal, pero logró su sueño: emigrar a España, prosperar y comprarse un Mercedes de segunda mano. Trabajó en los viñedos de varios pueblos riojanos y vendió flores por las calles hasta convertirse en 2001 en el hawaladar (agente hawala) más activo de Logroño: en dos años 800 inmigrantes paquistaníes residentes en esa comunidad le confiaron tres millones de euros. La confianza fue la clave de su éxito. Ahmed Rukhsar, un tipo bajito y de aspecto formal, pertenecía a la red secreta del hawala, un oscuro sistema de transferencia informal de fondos que inventaron los chinos, lo llamaban fei qian (dinero volador) y asumieron los comerciantes árabes para evitar los robos en la ruta de la seda. Una cadena oscura y vidriosa que va de Karachi a Nueva Delhi, de Kabul a Londres o de Gujtar a Logroño y en la que hombres como Rukhsar están siendo utilizados por Al Qaeda para financiar sus actividades terroristas en todo el planeta. Khalid Sheikh Mohamed (KSM), cerebro del 11-S y ex jefe de operaciones de Al Qaeda, detenido en Pakistán y preso en Guantánamo (Cuba), empleó la ruta española del hawala. Sus declaraciones a la CIA han arrojado algo de luz sobre algunos de los hawaladar que colaboran con Al Qaeda desde España. Entre ellos está este campesino paquistaní al que sus amigos definen como un hombre "bueno y honesto". La red de hawala en España la forman alrededor de 200 paquistaníes y mueve los ahorros de unos 100.000 musulmanes: sirios, tunecinos, argelinos, turcos, indios y, sobre todo, paquistaníes que envían el dinero a sus familias en diversas partes del mundo. Unas transacciones millonarias de las que no queda rastro: en el hawala los libros de contabilidad se destruyen y el secreto es el mejor gancho. Los hawaladares tienen oficinas ilegales en las ciudades donde está más arraigada la comunidad paquistaní: Barcelona, Tarragona, Lleida, Valencia, Madrid, Logroño, León, Jaén y Almería, según los responsables de los servicios de inteligencia que reconocen saber "muy poco" sobre esta gigantesca cadena de agentes que sólo necesitan de una dirección y un teléfono para transferir billones de dólares por todo el planeta. "La cadena española ha servido para financiar atentados. Pero lo peor es lo que no sabemos, porque de este mundo aquí no conocemos casi nada", reconoce un responsable de la Unidad Central de Inteligencia de la policía. Abdelaziz Buteflika, presidente de Argelia, aseguró este año en la cumbre antiterrorista de Riad (Arabia Saudí) que la única forma de terminar con la financiación del terrorismo yihadista es acabar con el sistema hawala. "Indira Gandhi, ex presidenta de la India, lo intentó, pero fracasó, porque es más barato y rápido que los bancos", recuerda la economista Loreta Napoleoni. El locutorio New Lagpal, en la calle del Horno, de Logroño, a 200 metros de la comisaría de policía, acoge en 70 metros cuadrados una tienda de alimentación, seis cabinas telefónicas, tres ordenadores conectados a Internet y un viejo frigorífico, además de la diminuta mesa en la que el paquistaní Rukhsar y sus dos ayudantes recibían a sus confiados clientes. El hawaladar recogía el dinero, anotaba el nombre, el teléfono y la dirección de las personas a las que se debía entregar en Gujtar y otras ciudades de Pakistán. Cuando las peticiones alcanzaban los 100.000 euros enviaba un fax a la oficina de su jefe en Dinge y éste adelantaba el dinero. Jóvenes con bicis, motocicletas y coches de una empresa "muy grande", en palabras de Rukhsar, llamada Dollar List entregaban los pagos a domicilio por el Punjab. El antiguo lechero envió en un solo mes más de 600.000 euros a dos oficinas en Dinge y Lahore. Una de ellas se denominaba Yihad Currency Exchange. ¿ A cambio de qué se adelantaba allí el dinero que los inmigrantes confiaban en el locutorio de Logroño? Por cada 1.000 euros, Rukhsar cobraba a sus clientes 20 de comisión, que se repartía con su jefe en Pakistán, Habib Uddin, El Cojo, un ex veterano en la guerra de Afganistán que perdió un ojo y una pierna luchando contra los rusos, según aseguran personas próximas al agente hawala. Después de haber adelantado el dinero, El Cojo enviaba a Rukhsar un fax con la orden de que pagara por compensación los 100.000 euros a diversas cuentas corrientes de personas o sociedades en distintas partes de Europa o EE UU, comerciantes musulmanes en Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Italia o el Reino Unido. El hawaladar de Logroño hacía los pagos a ciegas desde sus propias cuentas en una oficina de La Caixa en esa ciudad. "Como es analfabeto, le tenía que acompañar una persona al banco para rellenar la transferencia", asegura Gerardo Rubio, su abogado. El hombre de la pata de palo y el parche en el ojo es uno de los 1.500 hawaladar conocidos en Pakistán, un país en el que se cree que se refugia Bin Laden y donde se mueven al año 5.000 millones de dólares por esta sinuosa vía que los paquistaníes denominan hundi. Un estudio de Sam Vaknin, Analysis: Hawala, the bank that never was, asegura que en 1990 había 1.100 agentes hawala en ese país, pero la cifra, según fuentes de los servicios de inteligencia, ha aumentado gracias a la creciente oleada de inmigrantes. Bajo la presión internacional, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos han adoptado algunas medidas para regular el sector informal de envío de divisas, pero centenares de tipos como El Cojo siguen trabajando a sus anchas. El hawala aumenta o disminuye en función de la inmigración. Se disparó en los años setenta, ochenta y noventa. Empujado por una de esas olas llegó el campesino Rukhsar. Y aparecieron con toda naturalidad otros agentes que operan en carnicerías, locutorios, videoclubes o tiendas de alimentación de numerosas ciudades españolas. Tipos como Mohamed Afzal, Mohamed Ansar, Abid, Tazim, Yousef Toqueer, Zia Ullah, entre otros muchos agentes, según distintos testimonios de la propia comunidad paquistaní. De los 35 locutorios que hay en Logroño, 25 son de paquistaníes. "Todos han utilizado este sistema. Empezamos a trabajar en el año 1985, pero entonces había poca gente. Yo solo llegué a tener más de 2.000 clientes", reconoce Zia, uno de los agentes hawala más conocidos de Logroño, que ahora dice haberse retirado. Unos 8.000 paquistaníes, trabajadores de la construcción, viven en La Rioja. A juicio de los investigadores, la principal estación en la ruta del hawala español está en Cataluña, la comunidad con mayor presencia de paquistaníes, unos 20.000, de los que un centenar trabajan como hawaladares desde locutorios y locales de cambio de divisas autorizados, según reconocen varios agentes consultados. El barrio de El Raval, en el centro de Barcelona, es uno de los escenarios más efervescentes de esta actividad clandestina y hasta ahora "demasiado consentida" por la autoridad monetaria, según responsables de la lucha antiterrorista. Mohammad Choudry Aslam, de 46 años, es también natural de la ciudad paquistaní de Gujrat. Su locutorio Global Link en Barcelona, en el número 23 de la plaza de Pierre de Mandiargues, es muy parecido al de Rukhsar, aunque más pretencioso y con videoclub. Desde este local Mohammad transfirió 18 millones de euros en sólo 15 meses, según un estudio de los Mossos de Escuadra. El 60 por ciento del negocio era con Pakistán (Punjab, Islamabad y Rawalpindi) y el resto con Dubai y países de la UE. Los envíos eran de 100 a 200.000 euros y muchas veces el dinero no se movía. El paquistaní tenía licencia para cambio de divisas del Banco de España y manejaba 25 cuentas. Mohammad es un tipo hermético y reservado. En un breve espacio de tiempo regentó una tienda de alimentación y tres locutorios en Barcelona, Santa Coloma y Badalona. Por sus manos pasaron varios millones de euros, pero vivía en un barrio obrero de esta última ciudad, en una casa propia, pero sin el más mínimo signo de confort. Cuando la policía registró la vivienda sólo encontró vídeos de culebrones paquistaníes. Vino a España sin su mujer, al igual que Rukhsar y la mayoría de los aproximadamente 50.000 ciudadanos de ese país que se han instalado aquí. Rukshar y Mohammad se conocían, aunque se ignora si trabajaron juntos. Hoy los dos están en prisión. El primero entró en 2003 y el segundo un año y medio después. La cadena hawala de la que formaban parte sirvió supuestamente para financiar a Al Qaeda, según el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que indaga en la oscura red del hawala en territorio español. Un negocio que funciona las 24 horas del día y los siete días de la semana. ¿Cuál fue el papel del campesino Rukshar? Por indicación de KSM, el ex jefe de operaciones de Al Qaeda, este paquistaní recibió una llamada del suicida Nizar Nouar, el hombre que en la primavera de 2002 se lanzó al volante de un camión bomba contra una sinagoga en Yerba (Túnez) y asesinó a 22 turistas, en su mayoría franceses y alemanes. El agente hawala de Logroño transfirió 9.500 euros a la cuenta en Bancaja de Valencia de Essa Ismail Mohamed, Isa de Karachi, un paquistaní al que se acusa de financiar la compra del vehículo utilizado en ese ataque en Túnez. "No conocía a ninguno de ellos", asegura Rubio, su abogado. En esta confusa red de pagos y entregas de dinero a ciegas se enredó también Enrique Cerdá, un empresario valenciano de 43 años que manejaba en España cuentas de Isa de Karachi, un industrial de cerámica con el que trabajaba desde hacia 20 años. Un musulmán bajito y delgado al que un verano tuvieron que hospitalizar en Cullera de un coma etílico a causa de una borrachera de whisky. Pero el paquistaní amigo íntimo de los Cerdá se transformó: "En los dos últimos años Isa era distinto. Se dejó perilla, dejó de beber y cambió de forma de vestir. Cuando venía a las ferias se metía en un cuarto de nuestra oficina, cogía una alfombrita y empezaba a rezar. Pensamos que se había hecho mayor", recuerda un familiar de Cerdá. El empresario valenciano fue detenido por la Guardia Civil al comprobarse que recibió en su móvil seis llamadas de un hermano del terrorista de Yerba reclamándole 5.720 euros para la compra del camión bomba. Semanas antes del atentado Isa de Karachi le había enviado un fax en el que le pedía que entregara esa cantidad a un árabe que se pondría en contacto telefónico con él. La defensa de Cerdá asegura que éste no hizo el pago que le pedían. "Le juro por mi honor que no tengo nada que ver con lo que me acusan", asegura el empresario en una carta remitida desde la cárcel al presidente José Luis Rodríguez Zapatero. El fiscal Pedro Rubira pide ocho años de cárcel para él y para Rukhsar en un juicio que comienza el próximo miércoles. Desde el locutorio en Barcelona del hawaladar Mohammad Choudry se envió dinero a Amjad Farooqi, de 32 años, el hombre de confianza de KSM. Farooqi es el responsable del secuestro y asesinato de Daniel Pearl, periodista norteamericano de The Wall Street Journal. Farooqi, natural también del Punjab, ejecutó los intentos de asesinato del presidente Pervez Musharraf en Rawalpindi, en 2003, dos ataques con coche bomba de los que el dirigente paquistaní salió ileso. En el verano de 2004, el hombre más buscado del país murió abatido a tiros por el Ejército. Los documentos que acreditan estos pagos a la cúpula de Al Qaeda aparecieron ocultos entre un mueble y la pared del locutorio del presunto hawaladar paquistaní al que los Mossos de Escuadra definen como el jefe financiero de un grupo denominado Sunni Tehrik, asociado a Bin Laden y a cuyos miembros se les incautaron vídeos con imágenes de emblemáticos edificios de Barcelona como la torre Mapfre y planos técnicos del centro comercial Maremàgnum. "Que un empresario que se dedica al hawala esconda tan mal esos documentos no encaja", señala Ricardo Quintana, el abogado de Choudry. Los cuatro pagos para el grupo que asesinó a Pearl los hicieron los hermanos paquistaníes Ali Gujar y Mohammad Afzaal, también detenidos. Vivían en dos casas sin muebles en el barrio de El Raval, dormían en colchones tirados en el suelo y utilizaban identidades falsas. El 8 de marzo de 2004, tres días antes del 11-M, Alí se entrevistó en Madrid con uno de los detenidos por la masacre de Atocha. Según Naciones Unidas, el hawala mueve más de 200.000 millones de dólares al año. Jonathan M. Winer, ex ayudante del subsecretario de Estado de EE UU, afirma que entre un 25% y un 50% de las transacciones en Oriente Próximo son opacas. En países como Afganistán o Somalia las cifras se disparan y el hawala acapara casi todas las operaciones. Zia, el hawaladar de Logroño, pone un ejemplo: "Si ganamos 1.000 euros al mes mandamos 500 a la familia. Multiplique por los 50.000 paquistaníes que estamos aquí y verá que la cantidad es enorme", dice. Según este cálculo, la cifra ascendería a 300 millones de euros al año sólo entre esa comunidad. Un jefe policial añade: "La cifra es importantísima, porque hay que añadir todo lo que mueven los turcos, afganos e iraníes con el tráfico de heroína". ¿Por qué este sistema basado en la confianza está tan arraigado entre los musulmanes residentes en Europa? El paquistaní Amtiaz Ahmad, de 30 años, vigilante de seguridad, responde en una terraza del barrio madrileño de Lavapiés: "A través del BBVA mandé a la cuenta de mi tío 1.500 euros al Habib Bank de Pakistán y allí nos dijeron que no había llegado. Tardé un año en recuperarlo. La segunda vez me pasó lo mismo con La Caixa. Nadie quiere oír hablar de los bancos. Sólo se fían del hundi. Con el hundi el dinero llega". Fida Hussein, de 40 años, presidente de una asociación paquistaní en La Rioja, lo explica así: "Los bancos paquistaníes no tienen conexión con los europeos. El hundi es rápido y barato. Donde hay paquistaníes todos trabajan así, aunque tras la detención de Rukhsar se ha frenado algo la actividad y algunos se han pasado a MoneyGram o Western Union". Saquib Tahir, de 30 años, un empresario paquistaní afincado en Barcelona, asegura que tras las detenciones "pedimos que manden el dinero legalizado, pero los que tienen mucha urgencia no hacen caso". El ingreso en prisión del hawaladar de Logroño ha provocado la aparición de nuevos agentes que a veces no son de fiar. Asghar Saeed, de 45 años, encargado de la mezquita paquistaní en Lavapiés, es uno de los estafados: "Han salido muchos agentes nuevos y algunos han cogido el dinero y adiós. Yo mandé 800 euros y no han llegado. ¿Cómo voy a reclamar a la policía si no hay ninguna prueba?". La policía vigila con escasos medios los centenares de locales de la ruta hawala, pero tiene poco margen de maniobra. "No tenemos elementos para acabar con el hawala. No hay normas que nos apoyen. El Banco de España debería establecer reglas, pero no quiere apretar sobre esos flujos económicos porque generaría problemas en los países pobres que viven de las remesas de sus inmigrantes", asegura un jefe policial. Ésa es precisamente la política de los expertos del Banco Mundial. Un organismo en el que estuvo destinado José Antonio Allepuz, secretario general del Banco de España, quien también recomienda prudencia. "Ésta es una materia novedosa en la que hay que ir despacio", dice convencido. La economista Napoleoni recuerda el caso de la remesadora somalí Al Barakaat, que cerró al incluirla EE UU en la lista de asociaciones vinculadas Al Qaeda . "Esto causó un tremendo daño a muchos inmigrantes. Especialmente a los de Somalia, porque Al Barakat era el único canal que tenían para enviar dinero a sus casas", advierte. José Antonio Aliaga, subdirector general de Inspección y Control de Movimiento de Capitales, es taxativo: "El hawala ahora es ilegal, pero es tan informal que no hay forma de perseguirlo. Si lo regulamos más se hará más clandestino. El reto está en intentar conocer esos flujos y pasarlos poco a poco de lo alegal a lo formal". La constante aparición del hawala como medio para financiar a Al Qaeda ha movilizado a los organismos e instituciones. La UE va a aprobar un reglamento que obliga a declarar las transferencias superiores a 15.000 euros. En España la cifra era de 6.000, pero en el Reino Unido y Alemania no tienen ninguna. Localizar los envíos a Al Qaeda en el alud de dinero negro que mueve el hawala es como buscar una aguja en un pajar. Rafakat Husein, de 35 años, un hombre que acoge en su casa de Arganda del Rey (Madrid) a los paquistaníes recién llegados, explica por qué está tan arraigado: "Cuando tus padres necesitan dinero rápido no piensas en el riesgo. Lo haces". Diario El País.


El suicidio de Europa

tiene su escaparate en Francia.

Pero la eutanasia de Occidente

está en marcha en todas partes.

 

Federico Jiménez Losantos

GUERRA O SUICIDIO

Soplan vientos de guerra desde Marruecos hasta las costas bañadas por el Mar de la China; en Sudamérica tras las proclamas de sublevación de Hugo Chávez Frías (narcodólares y petrodólares "bolivarianos" juntos) contra el Tío Sam; en Europa Occidental, nido de la quinta columna de Al-Qaeda entre la inmigración. La globalización del crimen organizado con base en los paraísos fiscales de Miami, Aruba, Panamá, Andorra, Mónaco, Gibraltar, Luxemburgo, Holanda o Suiza ha impregnado (sin retorno) a la economía del mundo. ¿Quién trabaja para la mafia y quién no? ¿Quién lo sabe? ¿Cómo saberlo? Desde la más humilde sirvienta hasta el más oscuro empleado de una tienda de ropa, cualquiera puede ser (ignorándolo) un trabajador por cuenta del crimen organizado. ¿Cuántas inversiones extranjeras en España están libre de sospecha? ¿Dónde comienza la economía legítima y dónde termina la economía de la mafia y el terrorismo narcopolítico, islámico o nacionalista? Al-Qaeda es un emporio con intereses en medio mundo, en tropecientos sectores de la economía legítima previo blanqueo del dinero procedente de sus actividades criminales. Mucho dinero contra Occidente. Todo comenzó hace veinticinco años. La "guerra de las galaxias" y la invasión soviética de Afganistán socavaron los cimientos de la URSS hasta su desintegración. La CIA, en sociedad con Arabia Saudí y Pakistán, incubó el huevo de la serpiente y sacó a Osama Ben Laden del anonimato. El caudillo de Al-Qaeda reclutó a miles de mujaidines en Pakistán, Asia Central, Filipinas, Malasia, Indonesia, Arabia Saudí, Yemen, Sudán, Egipto, Libia, Argelia, Marruecos. Miles de musulmanes peleando contra los "infieles" soviéticos. Afganistán cambió de régimen y surgió el talibán, una concepción medieval de la vida. Occidente no dijo ni pío mientras Osama Ben Laden no atacó los intereses de Occidente. Arabia Saudí, Sudán, Afganistán. Tres países comprometidos en la yijad o "guerra santa" sin respetar niños ni ancianos. Osama Ben Laden transitó desde Arabia Saudí hasta Afganistán. Para entonces la CIA ya estaba planeando matarlo. La URSS (un tigre de cartón piedra) desapareció y los pozos de petróleo de sus antiguas posesiones en Asia Central provocaron la mirada de los capitalistas occidentales y los mujaidines islámicos. Cien guerras desde Uzbekistan hasta Chechenia. Al-Qaeda entró en Europa de la mano de los inmigrantes (asiáticos, árabes y subsaharianos musulmanes) y de la mano de Albania, Kosovo, Macedonia. ¿Quién no recuerda a los bandidos del "ejército de liberación" de Kosovo (UCK) apoyados por la OTAN contra Serbia (una especie de "tapón" entre Europa y Asia) aliada de Rusia? A raíz de entonces Europa quedó a merced de las garras del islam. Decenas de millones de musulmanes nacionalizados en Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, España. Atentados en Londres; guerrilla urbana en París; asaltos violentos de las fronteras españolas. Inmigrantes lanzando proclamas contra las "fronteras y los muros divisorios". Un plan de ocupación en toda regla y los políticos timoratos (o algo más) contemplando las estrellas. La guerra será terrible porque Al-Qaeda y los invasores de medio planeta ya se la han declarado a Europa y territorios adyacentes (Canarias, Azores, Madeira). La "fatwa" (bando, edicto, decreto islámico) de Osama Ben Laden en 1998 proclamó la yijad contra los "infieles" occidentales en cualquier parte del mundo, sin respetar siquiera a los civiles, hasta la victoria del islam. Al-Qaeda ha obligado a elegir entre George Walker Bush y Ben Laden; entre Israel y Arabia Saudí o Irán; entre la democracia imperfecta y la Edad Media. La guerra será inevitable porque así lo quiere el enemigo de Occidente (no sólo Al-Qaeda, sino muchos Estados musulmanes, el mundo islámico mayoritariamente). La respuesta a la declaración de guerra ha de ser la deportación masiva de los inmigrantes contrarios a las normas y costumbres europeas. No hay más camino para evitar el suicidio de Europa.


Fuente: Benito Lopera.

ACATAMIENTO O DEPORTACIÓN

"Naser Kkader, nacido en Siria, es danés y musulmán. Diputado del Partido Social Liberal, es la bestia negra de los imanes de Dinamarca. "Qué sentí cuando vi las caricaturas de Mahoma en la prensa? Pensé que todo el mundo tiene derecho de pintar lo que quiera. Hemos de aceptar el humor. También en religión. El principal problema del islam no son los dibujos, sino el terrorismo. El 11-S, la masacre de Madrid, los asesinatos de personas inocentes en Irak. Si los musulmanes quieres sentirse ofendidos, deben sentirse por esos crímenes, no por las viñetas. ¿Que si los musulmanes sufren discriminación en Dinamarca? Toda sociedad tiene problemas. En Siria se discrimina a los palestinos. Si para el imán Ahmed Abu Laban Mahoma es sagrado, para los daneses es sagrado el derecho de libre expresión, y como vivimos en Dinamarca debemos respetar las leyes danesas o marcharnos". Más información.

TODOS SOMOS DANESES

"La casualidad o el destino, si no son la misma cosa, han querido que sean dos pequeños países quienes tengan que dar la cara en defensa de lo que ha venido siendo el espíritu europeo, llamado tambien occidental, como es la libertad de palabra, la seapración de Iglesia y Estado y la primacía del indivudo sobre el rebaño. Holanda y Dinamarca son tan pequeñas de espacio como grandes de espíritu. Erasmo y el mercantilismo, nacidos en la primera, son el pórtico del mundo moderno. Kierkegaard y la tozuda resistencia a no dejarse avasallar por el gigantesco vecino alemán, las señas de identidad de la segunda. Hoy, ambas están dando ejemplo de que hay principios que no se pueden negociar y que si para contentar a quienes sostienen valores opuestos a los nuestros debemos aceptar los suyos, es un precio demasiado alto. No es la primera vez que Occidente se encuentra en el atolladero de contemporizar con la tiranía. En Munich llegó incluso a pactar con ella un "modus vivendi", el apaciguamiento. Hasta que se dio cuenta que la tiranía es insaciable, que no parará hasta acabar con nosotros. Y no parará porque sabe perfectamente que como deje sólo un resquicio a la libertad, la libertad acabará con ella, como ha acabado todas las tiranías políticas y militares, étnicas y religiosas. Occidente vuelve a encontrarse en la encrucijada. No se trata de un enfrentamiento del cristianismo y el islam. Se trata de un enfrentamiento de quienes ponen el dogma por encima de la razón y quienes conceden al individuo el derecho a elegir su propio destino. Los occidentales nos jugamos mucho en esta batalla, bastante más reñida de lo que parece. Occidente se ve amenazado desde dentro, por las crecientes minorias musulmanas que siguen viviendo según sus normas, léanse los libros de mujeres musulmanas en Francia y Alemania que han intentado escapar del yugo familiar, y desde fuera, por el terrorismo islámico, que es su forma de hacernos la guerra. ¿Imaginan que pasará si los mismos fundamentalistas que convierten a sus fieles en bombas obtienen armas nucleares? Hay dos formas de reaccionar ante ellos. Podemos buscar la contemporización, la acomodación con el monstruo confiando que si les dejamos tragarse a los suyos nos dejarán en paz a nosotros, como hizo Chamberlain en Munich o como trata de hacer Zapatero con su Alianza de Civilizaciones. Y podemos hacerle frente, trazar una raya en suelo y decir que de ahí no se pasa, que los principios no se pactan, como acaba de decir Angela Merkel precisamente en Munich y como están practicando daneses y holandeses. Yo, desde luego, estoy con ellos".

Fuente: José María Carrascal Rodríguez.

¡MARICONES!

Una religión antidemocrática se ha implantado en Europa y no pasó nada; un hijo de puta iraní negó el Holocausto (delito de lesa humanidad) y no pasó nada; una multitud de fanáticos ha quemado banderas y embajadas y no pasó nada... Un sacerdote católico ha sido asesinado y no pasó nada... ¡Europa atestada de cagones!... Cobardes, mariquitas, payasos... Incluso Franco Frattini, comisario europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, ha propuesto supuestamente un "código de conducta" mediático para no herir la sensibilidad de los musulmanes. Los cagones occidentales han conseguido rebelar a cuantos ni Mahoma ni Jesucristo les importan un rábano. ¿Amordazados en Occidente por miedo a las hordas de bárbaros? ¿Porque éstos van a dejar de venderle petróleo a Europa o EEUU? ¿Se lo van a beber en las mezquitas? ¿Boicot contra sí mismos? ¿Van los inmigrantes mahometanos a regresar a sus países de origen? Han sido pocos los periódicos defensores del principio de libertad. Entre ellos las revistas francesas "Charlie Hebdo" y Le Canard Enchaîné.

¿INTEGRACIÓN?

De origen palestino, este imán, predicador en la mezquita de Nörrebro, llevó su protesta por la publicación de las caricaturas hasta la universidad cairota de Al Azhar, de ahí surgió la ola de protestas. Ahora dice sentirse mal y haber llorado por Dinamarca. El centro cultural islámico donde predica el imán Abu Laban está en el barrio de Nörrebro, el antiguo feudo de los comunistas daneses. Ahora viven allí muchos emigrantes turcos, paquistaníes y norteafricanos que están en el ojo del huracán de esta inesperada crisis planetaria, y que contemplan con sorpresa una procesión incesante de periodistas de todo el mundo. Abu Laban, de origen palestino, está decidido a recibir a cualquiera que quiera escuchar su versión sobre unos hechos que han rebasado las fronteras de este pequeño país. "Me siento mal. Por eso he derramado lágrimas por Dinamarca y lo que dicho en los sermones en nuestra mezquita, y he llorado por cada cosa que se ha perdido. Pero creo que ha sido por la falta de seriedad con la que se ha enfrentado esta situación. Lo que queríamos no era prohibir nada, sino hablar sobre el problema. Como no nos escuchaban aquí fuimos a la mezquita de Al Azhar, en el Cairo, para contarlo ¿qué tiene eso de malo? Hasta Sarkozy ha ido a Al Azhar a hablar del Islam. Aceptamos la cultura occidental, su desarrollo y su tecnología. Nosotros no tenemos ninguna agenda que imponerle, pero necesitamos más tiempo para escucharnos unos a otros, para que podamos explicar por qué somos musulmanes. Estamos integrados, vivimos bien aquí y somos progresivamente respetados. Soy optimista, aunque sabemos que los elementos negativos se pueden desencadenar en cualquier momento. Los musulmanes vienen a Europa porque quieren vivir aquí e integrarse, puede que no en todos los detalles, pero prefieren vivir aquí. Pero integrarse totalmente es como si intentásemos meter a un hombre en una botella. La integración es comparable a una reacción química. Tienes un ácido y una base y de la mezcla se produce sal y agua. Las dos culturas deben definirse primero y luego será posible intentar que se produzca una reacción química y que se obtenga un resultado. Pero si no nos definimos primero unos y otros, intentarlo ahora es perder el tiempo".

Fuente: Diario ABC.

EJEMPLO FRANCÉS

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, acaba de presentar un proyecto de ley de inmigración, que parece que va a endurecer las posibilidades de que lleguen nuevos inmigrantes a Francia. Villepin no se ha andado por las ramas y ha dejado claro qué tipo de inmigrantes necesita Francia. Aquellos que puedan desempeñar trabajos determinados para los que hay demanda. La verdad es que, así planteado, parece un tanto brutal, pero uno de los problemas que empiezan a tener todos los países de la Unión Europea es el de miles de inmigrantes ilegales que terminan malviviendo en el extrarradio de las grandes ciudades, con todos los problemas que se derivan de esa situación. Pero quizá, de la nueva ley francesa, lo que más llama la atención es que los inmigrantes van a tener que firmar un Contrato de Acogida e Integración, que es una exigencia añadida con la que deben de comprometerse a respetar las leyes franceses, aprender la lengua y aceptar la igualdad entre hombres y mujeres, entre otras cosas. Se podría decir que es innecesario este contrato puesto que cuando alguien va a otro país tiene que aceptar su legislación, pero en la realidad no es así. En los últimos años, el afán de lo políticamente correcto ha llevado a los responsables gubernamentales europeos a hacer la vista gorda ante situaciones que tienen a las mujeres como víctimas. Por aquello de "respetar las diferencias culturales" se viene tolerando la poligamia, porque es una evidencia que hay muchos inmigrantes musulmanes que tienen más de una mujer y las autoridades hacen la vista gorda. Como es una evidencia que en esta Europa de las libertades hay niñas que son entregadas en matrimonio sin su consentimiento. Como es igualmente evidente que se practica clandestinamente la ablación. Como es igualmente evidente que hay niñas que no hacen gimnasia en los colegios o no van de excursión con sus compañeros porque se los prohíben sus padres. Como es igualmente evidente que muchas de estas niñas no terminan los estudios porque en cuanto empiezan a ser adolescentes las sacan de los centros educativos. Y todo eso se viene tolerando en nombre del respeto a la diferencia cultural, pero lo que realmente se está perpetrando es una herida a la libertad de todos y la libertad e igualdad de las mujeres, conseguida en el último siglo con tanto sufrimiento. En la causa de la igualdad entre hombres y mujeres a las mujeres no nos han regalado nada, lo hemos conseguido día a día, año a año, dejándonos muchos jirones en el camino para que ahora en nombre de la diferencia contemplemos como nuestra sociedad se impregna de costumbres que atentan a esos principios de igualdad y libertad. Hay muchas intelectuales musulmanas que vienen criticando la actitud de los europeos al respecto. Las estamos dejando solas a su suerte. De manera que, aunque no conozco el contenido de esa ley de Villepin, en principio me parece interesante tener en cuenta ese Contrato de Acogida e Integración. Puede resultar redundante pero visto lo visto, parece necesario. Lo repetiré hasta la saciedad: no podemos dejar que nos cambien nuestro modo de vida, nuestros derechos, no podemos permitir que nos desvirtúen la libertad. De manera que no me cansaré de repetir que no podemos dar ni un solo paso atrás, sino pedir a esas otras culturas que den un paso adelante para ser más libres.

Fuente: Julia Navarro Fernández.

ALIANZA DE CIVILIZACIONES

ALIANZA DE CIVILIZACIONES

OFENSA A MAHOMA

¿No les gustaron las caricaturas de Mahoma? ¡Qué lástima! A nosotros tampoco nos gustan las que ellos editan con virulento odio a cristianos y judíos. No apreciamos su glorificación del terrorismo, su intolerancia, sus vestimentas que esconden la cara, su filosofía de vida, su fanatismo; pero los dejamos profesar su credo y practicar sus costumbres. El requisito sine qua non para la democracia es la libertad de expresión. Este derecho está por encima de cualquier otro. Al permitir pensar y decir lo que uno quiere, automáticamente se está dando apertura a todas las ideologías, pensamientos y cultos. ¿Por qué el mundo civilizado debe someterse al primitivismo del Islam y dejar de publicar dibujos o artículos acerca de esa religión? ¿No les gustaron las caricaturas de Mahoma? ¡Qué lástima! A nosotros tampoco nos gustan las que ellos editan con virulento odio a cristianos y judíos. No apreciamos su glorificación del terrorismo, su intolerancia, sus vestimentas que esconden la cara, su filosofía de vida, su fanatismo; pero los dejamos profesar su credo y practicar sus costumbres. Los noruegos y daneses están comprendiendo lo que significa apoyar a los extremistas islámicos. Creyeron, igual que los franceses – antes de que ardan sus calles – que los musulmanes son confiables y que poniéndose de su lado, se librarían de sufrir ataques o represalias. Escandinavos y galos están entre los más fervorosos defensores de los islamitas, y ponen obstáculos contra una avanzada militar definitiva, a través de una diplomacia que sigue enfrascándose en juegos de palabras y discusiones absurdas en foros democráticos, donde no deberían tener cabida los totalitarios. Los expertos en guerra, calculan que la yihad irá creciendo, aumentando en violencia y expandiéndose mundialmente, por los próximos veinte a treinta años. ¿Por qué debe demorar tanto una guerra anunciada que puede ser batallada y vencida en cuestión de meses? Porque el mundo occidental no quiere utilizar armamento nuclear y matar millones indiscriminadamente. Pero Irán no tendría problema en hacerlo, ni tampoco los demás países radicales. Todos sabían que Hitler era loco y peligroso. Anunció sus deseos imperialistas: “Hoy es Alemania, mañana el resto del mundo”, pero lo dejaron actuar libremente durante largos años y hasta hoy se critica, y cuestiona, que no se haya intervenido anticipadamente para derrocarlo. Lo mismo se sabe de Ahmadineyad, Kim Jong Il, Chávez y los demás orates del siglo 21. Dentro de unas décadas, la civilización, o lo que quede de ella, preguntará ¿por qué occidente no reaccionó a tiempo y atacó antes? Le echarán la culpa a Bush por no haber sido más agresivo e igual sucederá con los líderes europeos que no quieren terminar de aceptar el peligro mortal en que se encuentran sus súbditos, con millones de musulmanes viviendo entre ellos. Cuando occidente obre al unísono, será no tarde, pero mucho más costoso en víctimas y dinero. La UE juega al apaciguamiento y la pacificación, mientras sus enemigos siguen alimentando la guerra santa, en la que a la larga utilizarán a todo hombre, mujer y niño, para matar infieles. Toda esta violenta parodia caricaturesca, es nada más que una táctica encaminada a reanimar los ánimos de las juventudes islamistas que estuvieron demasiado tranquilas los últimos meses y, sus jefes no quieren que pierdan el ritmo y la motivación en su confrontación con occidente. Si dejan de hacerlo, tal vez se den cuenta de que sólo son carne de cañón para sus jeques e imanes, y cuestionar su causa. Al promover estos levantamientos, se incentiva la unidad del pueblo contra un ficticio enemigo común. Gente que no es capaz de esbozar una sonrisa de vez en cuando, ante las ridiculeces o estupideces de su familia, nación, costumbres, tradiciones o religión, es acomplejada y terriblemente peligrosa. Películas, canciones y dibujos que satirizan a las culturas de occidente se han hecho miles, y nunca hubo reacciones semejantes, por el contrario ayudaron a promover la tolerancia y a cuestionar nuestras propias creencias, volviéndonos más civilizados. ¿Qué piensa hacer Occidente después de disculparse ante estos salvajes, colocar latas con gasolina en las calles para que hagan una mejor labor incendiaria?

Fuente: www.eliberoamericano.com.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Nunca he dudado de que en los países musulmanes hay vastos sectores, y sin duda mayoritarios, que no comparten la visión guerrera y fanática de la fe que está detrás de actitudes tan manifiestamente criminales como la de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa -es un ejemplo, porque las hay aún peores- que, a raíz de este asunto, amenazaron con asesinar a todo ciudadano francés, danés y noruego si no se clausuraban de inmediato en Gaza los consulados de esos tres países. En Nablús, la misma organización dio un plazo de 72 horas a los ciudadanos de Francia, Dinamarca y Noruega para que abandonaran la ciudad so pena de ser secuestrados. Frente a la tiranía de los fusiles y las bombas, y la convicción de que todo el que no ajuste su conducta milimétricamente a lo estipulado por el Corán puede ser castigado de manera implacable, es comprensible que esos sectores moderados guarden silencio, repriman su rechazo o indignación frente a la barbarie que los rodea, y parezcan consentir y plegarse a las minorías fanáticas. ¿Puede llegar a ocurrir lo mismo algún día en la Europa de Voltaire, la de las luces, la que instauró como un principio básico de la civilización el derecho de crítica, de irreverencia, no sólo ante los gobiernos; también ante los dioses, la libertad de expresión y la convivencia de diversos credos, costumbres e ideas en una sociedad abierta? Vale la pena preguntárselo, porque, a raíz del escándalo de las viñetas blasfemas, una buena parte de la Europa que disfruta de esa cultura de la libertad ha mostrado una prudencia o desgano en la defensa de lo mejor que tiene y que ha legado al mundo, que parecería que el poder de intimidación del extremismo islamista comienza también a tener efectos estupefacientes en el corazón mismo de la cuna de la democracia. Hasta el momento en que escribo estas páginas, con la excepción de los gobiernos de Francia y del Reino Unido, ningún otro gobierno europeo ha mostrado de manera inequívoca su solidaridad con Dinamarca. El primer ministro danés, Rasmussen, ha rechazado las amenazas y los chantajes de los gobiernos musulmanes que quisieran ver introducidas en Dinamarca las prácticas intimidatorias, censoras y brutales con que ellos suelen manipular a sus medios de información. Pero su orfandad en el seno de la Unión Europea ha sido patética y ello lo llevó, al final, a hacer un pe-queño gesto, igual que el director del diario Jyllands-Posten, pidiendo disculpas a quienes hubieran podido verse ofendidos en sus creencias por las viñetas. Gesto perfectamente inútil, por lo demás, porque los gobiernos de las dictaduras y satrapías que protestan no quieren excusas, sino que el escándalo y las movilizaciones contra "el complot" duren lo más posible, pues así distraen con un enemigo exterior a las desdichadas masas a las que mantienen en el hambre, la explotación y la ignorancia. Por lo menos una docena de diarios europeos reprodujo las viñetas para hacer pública su adhesión a los principios de la libertad de expresión y en solidaridad con el Jyllands-Posten, y Le Monde, por su parte, encargó a su dibujante estrella una caricatura de Mahoma que, además, era una acerada crítica a la campaña oscurantista del extremismo islamista contra la libertad de prensa. ¡Bravo por esos valientes! ¡Pero, qué poquitos son, en una Europa donde millares de publicaciones de todas las tendencias gozan del privilegio de poder opinar y criticar lo que les parece sin otras limitaciones que las que fija el código penal! Curiosamente, los diarios que han corrido el riesgo de reproducir las viñetas son casi todos de centro o de centro derecha (como Die Welt, en Alemania; La Stampa y Corriere della Sera, en Italia; Abc y El Periódico de Catalunya, en España; La Tribune de Genève, y De Telegraph, de Holanda, entre otros), en tanto que con escasísimas excepciones, como la de De Volkskrant, de Amsterdam, la prensa de izquierda ha mostrado una extraordinaria prudencia, al igual que los llamados intelectuales progresistas, que, con las admirables pero mínimas excepciones consabidas -entre ellos, el primero, por supuesto, André Glucksmann-, no parecen haberse enterado siquiera de lo que está ocurriendo. Ojalá este mutismo se debiera sólo a la humana y respetable cobardía. Es muy legítimo no querer terminar como el cineasta holandés Theo van Gogh, asesinado por un fanático musulmán por ofender al Islam ejerciendo su derecho a pensar sin orejeras. Pero creo que la razón profunda es más grave y que buena parte del silencio de cierta izquierda ante este asunto se debe a que tiene serias dudas sobre cuál es la opción políticamente correcta en este caso. ¿Echarle la culpa de todo al pasado colonialista y racista del Occidente que por su política de humillación y saqueo de los países musulmanes creó el resentimiento y el odio que hoy se vuelven contra él? ¿Defender las actitudes de los extremistas musulmanes en nombre del multiculturalismo? ¿Demostrar, acogotando la sindéresis, que detrás de todo esto están las torvas garras de los Estados Unidos? ¿O, mejor, evitar pringarse en un asunto tan especioso y replegarse una vez más en lo seguro, lanzando las valientes arengas contra la guerra de Irak y la avidez de la Casa Blanca para apropiarse del codiciable oro negro del ocupado Irak y del pobre Irán, que se ve obligado a armarse de armas atómicas para no verse engullido por las trasnacionales? Cuando uno piensa que la izquierda estuvo en Europa en la vanguardia de la lucha por conseguir aquella libertad de expresión y de crítica que hoy día está cuestionada por el fanatismo y la compara con la de nuestros días, dan ganas de llorar.

Fuente: Mario Vargas LLosa.


La libertad de expresión es un derecho sagrado e intocable. Sobre la libertad de expresión se ha construido la civilización de la libertad. O se está con ella en toda su extensión, o se está en contra. Este derecho fundamental no puede estar sometido a vigilancia previa, organismos de control, o cualquier intento de posible censura o interferencia. El único límite a la libertad de expresión es la Ley. La opinión pública será auténticamente libre en la medida en que sea una realidad la libertad de expresar y difundir sin cortapisas ideas y opiniones por cualquier medio de difusión. La Constitución española reconoce y protege este derecho en su artículo 20, y sus límites, como digo, se encuentran en el Código Penal -delitos de injuria y calumnia- y la Ley civil de 1982 de Protección al derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. Entre la publicación en Dinamarca de las caricaturas de Mahoma y el estallido mundial de la indignación musulmana, ha transcurrido demasiado tiempo como para no darnos cuenta de la existencia de una estrategia. El New York Times ha revelado que esta crisis se urdió en la Conferencia islámica de La Meca. Téngase en cuenta que la Declaración Islámica de los Derechos del Hombre concreta y matiza que "la libertad de conciencia está limitada a la libertad de ser musulmán", y la libertad de expresión, que es algo consustancial a la sociedad abierta, queda circunscrita al marco restringido de la ley musulmana. El individuo, el hombre en definitiva, no es un valor para el Islam. Pienso que ha llegado para Europa el momento de proclamar, sin temblarle el pulso de la historia, que "ahora todos somos daneses". La atroz irracionalidad de la locura fundamentalista no puede acabar con la sociedad abierta y la libertad. Los dibujos satíricos, probablemente torpes e inadecuados, están amparados por un derecho que para nosotros es sagrado. Y esto hay que decirlo y reiterarlo por los dirigentes europeos con voz muy alta y clara. En Occidente no condenamos ninguna expresión aunque no nos guste. En Madrid se acaba de inaugurar Arco, la gran manifestación anual del arte y la cultura, donde puede observarse una imagen de Jesucristo con un misil en su mano derecha. Algunos no quieren darse cuenta de que lo que está en el centro de la diana fundamentalista es nuestra libertad. Nuestra querida y trabajada libertad. Los europeos sabemos que entre el derecho a expresarnos y el deber de respetar está eso que llamamos libertad. Pero el respeto nunca puede ser impuesto por la violencia y la intolerancia. Una intolerancia, fanática y aniquiladora, que se encuentra en la médula misma del Islam.

Fuente: Ángel Isidro Guimerá Gil.

CONSECUENCIAS DE LAS CARICATURAS

El poco sospechoso "Le Monde" titula su editorial "Europa intimidada" y se queja de que el asalto a las embajadas europeas no produce "demasiados parpadeos" en los líderes de nuestros países. No se ha retirado ningún embajador, "no ha habido ninguna petición de excusas, ninguna amenaza de recursos jurídicos, ningún debate sobre sanciones". Que diferencia, concluye el diario, con otras ocasiones de atropellos diplomáticos semejantes, la toma de la embajada estadounidense en Irán en 1979 o el incidente con Bielorrusia cuando su presidente decidió desalojar a los diplomáticos de cinco embajadas porque necesitaba los solares. Hubo sanciones contra los mandamases bielorrusos. Esta inacción, concluye el vespertino, es un mal augurio para una política europea solidaria. Europa da la impresión de estar desamparada, "intimidada" (otra forma de admitir lo que decía el sincero y amedrentado periódico de Estados Unidos citado). "Esto alimentará a regímenes como Siria e Irán, que continúan manipulando el incidente con fines políticos". No le falta razón a "Le Monde". Inocencio Arias LLamas.

GUERRA DE LAS CARICATURAS

"Parece un ensayo final del gran "choque de civilizaciones" entre el Islam y el Occidente, que algunos escritores vienen pregonando desde hace años, y que ciertos políticos y activistas se empeñan en atizar por oscuros intereses. Durante las últimas semanas (es decir, meses después de la publicación original), las protestas han producido la muerte de diez manifestantes; el incendio de las embajadas de Dinamarca y Noruega en Siria; ataques con cocteles molotov y armas de fuego contra otras representaciones diplomáticas en Irán, Indonesia, Líbano y Turquía; el lanzamiento de un proyectil contra una oficina de la Unión Europea en la Banda de Gaza; el asedio contra cooperantes y funcionarios nórdicos en varios países; el boicot contra productos daneses, y reiteradas incitaciones a la violencia. Cualquiera que considere estas reacciones como representativas de las actitudes y actuaciones de todos los musulmanes, podría afirmar que, en efecto, estamos ante una religión que ni entiende ni respeta la libertad, y que desconoce fundamentos clave para la convivencia interna del mundo occidental. De aquí al verdadero "choque de civilizaciones" habría, por tanto, una corta distancia. Todo eso es tan preocupante como la violencia porque principios como la libertad no pueden ceder ante el chantaje; porque el necesario respeto a cualquier credo debe estar en equilibrio con el respeto a quienes, por las razones que sea, no lo comparten y hasta deciden ridiculizarlo; y porque, también, el verdadero encuentro entre el Occidente y el Islam solo podrá producirse cuando, en los países musulmanes sometidos a la dictadura (un enorme número), se respeten, desde el poder político y las estructuras religiosas, la libertad y la tolerancia. En esto, las democracias del mundo deben ser muy firmes". Más información.

ENTRE DIOS Y LA LIBERTAD

"Si quedaban pocos resquicios por los que escapar del traído y llevado choque de civilizaciones, tras la polémica desatada por la publicación de viñetas satíricas con el profeta Mahoma como protagonista, no queda casi ninguno. Mientras las manifestaciones se multiplicaban en distintos países islámicos y muchos gobiernos exigían rectificar al diario danés cuyos dibujos provocaron la reacción en cadena, en Europa las asociaciones de prensa y algunos (pocos) representantes políticos entendían como una cuestión de principios el no pedir perdón por lo publicado. El enfrentamiento, lejos de ser frívolo, pone sobre la mesa algunos aspectos fundamentales de la diferencia existente entre ambos mundos. Una sociedad, la musulmana, totalmente abocada a la confusión entre Religión y Estado por su carencia absoluta de tradición política laica; otra, la occidental, en la que la libertad es un principio fundamental que, a veces, genera choques importantes con otros derechos civiles. Estos suelen resolverse, cuando la situación lo requiere, ante los tribunales, posibilidad que no es extrapolable a este caso. La crítica de convicciones ideológicas o religiosas no cabe entenderse como un ataque, sino como una parte más del debate público que todo medio de comunicación debe generar. Y si los debates públicos tienden a lo políticamente correcto, se convierten con facilidad en caricaturas de sí mismos. Sin embargo, este argumento no casa con la situación de los países musulmanes, cuya dialéctica amenazante es del todo inadmisible, sobre todo considerando que ya conocemos el desembarco brutal del terrorismo fundamentalista en las democracias occidentales. La situación tiene difícil resolución, pues alude a dos maneras de entender la sociedad y el mundo. Ahora bien, se echa de menos a más líderes de la Unión Europea defendiendo con firmeza el modelo de sociedad en el que se supone que creen y que ahora se cuestiona. El diálogo de civilizaciones no debe confundirse con el temor a la amenaza, tal como apuntaba un editorial del diario galo ‘France Soir’. El entendimiento con los países musulmanes no debe aportar este tipo de facturas de silencio, cuando está tan claro que el mundo desarrollado ha conquistado sus derechos y libertades con sangre y sudor, y es tan evidente a qué tipo de mundo nos conduciría la visión integrista que estos días fomenta las protestas del Islam". Más información.


NUEVAS VIÑETAS DE MAHOMA

DECLARACIÓN DE GUERRA A LA BARBARIE

MAHOMA MÁS MAHOMA

MOHAMED ZEROLO Y DEMÁS COMADRES

HEREJE POR LA GRACIA DE ALÁ


«Cuanto más se prueba la atrocidad del terrorismo islamista, más musulmanes se distancian de su fe», dicen los expertos. La psicóloga Wafa Sultan es una expatriada siria que reside y trabaja en EEUU. Además, es una de los muchos apóstatas musulmanes que cada día abjuran públicamente del islam y reivindican con orgullo la liberación de una religión que han vivido «como una forma de esclavitud intelectual percibida como verdadera fuente de odio». En junio de 2005, Sultan ya había participado en un debate en Al Yazira, pero esta vez ha ido más lejos. Con motivo de la aparición de las famosas viñetas, el 21 de febrero Wafa participó en en el programa «A contracorriente» de la cadena árabe, en un debate por videoconferencia que se emitió en directo, y en el que habló ante el profesor egipcio Ibrahim Al-Khouli. Guerra de civilizaciones. Cuando el presentador Feisal al Kassem le pregunta: «¿Está diciendo que es un conflicto entre la civilización occidental y el atraso de los musulmanes?», Wafa responde rotunda: «Sí, exactamente». Y argumenta: «Son los musulmanes los que han desencadenado la guerra de civilizaciones, desde que el profeta del islam dijo: “Me ha sido ordenado combatir a la gente hasta que crean en Dios y en su profeta” y desde que han dividido a la gente entre musulmanes y no musulmanes». Durante la entrevista se refiere también a judíos y budistas: «Los judíos han salido de una tragedia, el Holocausto, y han forzado al mundo a que los respetara, pero por sus conocimientos, no con el terror. La Humanidad debe muchos de los descubrimientos del siglo XIX y XX a científicos judíos. No hemos visto a un sólo judío hacerse explotar protestando por la muerte de los suyos, o a un budista quemar iglesias. Información de La Razón.

OCCIDENTE ATEMORIZADO POR LOS BÁRBAROS

El Movimiento Islamista Hizb ut Tahrir está prohibido en Alemania, Rusia y Asia Central y autorizado en Pakistan, Indonesia, Turquía... y en España, concretamente en Cataluña, donde hay más de un millón de árabes y musulmanes. "El Periódico de Catalunya", tras meterle el miedo en el cuerpo a sus lectores con un reportaje titulado "Islamistas vetados por Marruecos operan en Barcelona", sin embargo trató de "quitarle hierro" a la noticia a través del editorial:

"Los servicios españoles de seguridad han detectado la presencia en Barcelona y su zona metropolitana de militantes del movimiento islamista Hizb ut Tahrir (HUT) o Partido de la Liberación. Se trata de un grupo muy conservador en cuanto a la interpretación del islam, pero no violento. De hecho, condena el atentado terrorista del 11-S en Nueva York. Es clandestino en España --aunque no en otros países europeos--, se nutre de militantes marroquís y está a favor de una yihad política. En pleno debate en España sobre las consecuencias de la reciente ola de inmigración y con las sociedades occidentales atenazadas por el temor a los grupos radicales islamistas, la noticia de la actividad del UTH puede parecer inquietante. Sin embargo, y mientras no se demuestre lo contrario, estamos ante un grupo político que defiende un ideario discutible --como todos--, pero de manera pacífica. Por tanto, lejos de criminalizar a este movimiento y empujarlo así hacia la radicalidad, convendría que el sistema político admitiera cauces de expresión para estas minorías más allá de los actuales, que no son otros que las octavillas en las mezquitas. En sociedades multirraciales como la que aquí se está conformando a velocidad de vértigo es lógico que surjan corrientes po- líticas que se escapen a las tradicionales en Europa y que incluso bordeen el ideario tolerable en un sistema democrático avanzado. Pero reaccionar con miedo, dar rienda suelta a los instintos xenófobos o vincular automáticamente islamismo con terrorismo solo puede conducir a que tales grupos busquen salidas fuera del sistema y alimenten la peor pesadilla: la del enemigo en casa".

¿Sólo yihad "política" o algo más como muy bien saben en Israel? El Movimiento Islamista Hizb ut Tahrir propugna la destrucción de Israel y el asesinato de judíos.

SEGUNDA PARTE

Las sociedades europeas, tanto o más que sus autoridades políticas, deberían preocuparse muy seriamente por la debilidad intelectual y moral que les aqueja cada vez que se sienten amenazadas por el integrismo musulmán. La autocensura que la Ópera de Berlín se ha aplicado para suspender la representación de una cruenta versión de «Idomeneo» es un nuevo reflejo de ese mal europeo, ya exhibido en la lamentación colectiva por la publicación de unas viñetas sobre el profeta Mahoma o en la falta de respuesta -y de convicción en la respuesta, cuando la hubo- para defender la forma y el fondo del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona. No sólo debería preocupar este encogimiento europeo ante el islam, sino el doble rasero que aplican los portavoces del multiculturalismo y del diálogo entre confesiones, sólo preocupados de las reacciones islamistas, pero indiferentes, cuando no complacidos, ante las protestas, pacíficas y sin amenazas, de muchos católicos por la película «El Código Da Vinci» o de otras obras artísticas que se recrean en ofender la sensibilidad cristiana. Evidentemente, no se trata de defender el valor creativo de una versión operística en la que decapitan a Jesucristo, Buda y Mahoma, sino de reivindicar tanto el derecho a la libertad de expresión y de creación como el valor de los mecanismos legales que existen en los estados de Derecho europeos para resolver, con la ley en la mano, los conflictos sociales. En esto mismo, en la capacidad de las sociedades libres para regularse legalmente con criterios racionales -se compartan o no-, reside una diferencia fundamental con quienes defienden la interpretación del islam como un código integral de conducta, personal y colectiva, social y política, lo que, a todas luces, es incompatible con la separación religión-Estado en que se basa la organización de las democracias occidentales. La automutilación europea frente al islam no responde tanto a una contención libremente decidida para preservar el respeto a todas las religiones, sino, pura y simplemente, al miedo a la violencia integrista. Si los sectores más radicales del mundo musulmán no lanzaran continuamente sus amenazas contra Occidente; si el terrorismo integrista no fuera un peligro inminente y grave para los ciudadanos de cualquier país europeo; si Nueva York, Washington, Madrid y Londres no hubieran sufrido el golpe islamista, y si las comunidades musulmanes estuvieran realmente integradas en el código de valores políticos occidentales -de los que legítimamente se benefician, empezando por la libertad de culto-, es seguro que la dirección de la Ópera de Berlín nunca habría retirado «Idomeneo» de su cartel. No cabe esconder bajo la apariencia de una actitud de respeto al islam lo que es una cesión por miedo a ser agredidos, unida a las inexplicables aversiones de una parte de la sedicente inteligencia europea a reconocer la aportación del cristianismo a la construcción de Europa. La canciller Angela Merkel y otras autoridades alemanas han denunciado los riesgos de la autocensura y hacen bien, porque si se apela al diálogo como prevención de conflictos entre religiones y civilizaciones, difícilmente ese diálogo será fructífero si una de las partes ha interiorizado el miedo a la otra. Tampoco será así como Europa fomente a los grupos musulmanes moderados, que han hecho oír tímidamente su voz en la polémica sobre «Idomeneo» mostrándose dispuestos a asistir a la representación de la ópera de Mozart. Pero no es suficiente. El problema de la convivencia entre democracia e islam no se disputa sólo en Irak o en Afganistán. También empieza a tomar cuerpo en algunas ciudades europeas, donde comunidades musulmanes, como la turca en Alemania, han formado auténticas «sociedades burbuja» en las que imperan reglas propias que han desplazado a las que rigen para el resto de los ciudadanos, para quienes su identidad política como ciudadanos europeos es compatible con su fe religiosa. Más información.


La conquista de la libertad de expresión ha sido muy dura, y ha sufrido incontables ataques. Unos grandes, otros medianos, otros pequeños. Un juez norteamericano, en una sentencia citada recientemente, consideraba que "la libertad se ha conseguido muchas veces a lomos de hijos de puta". Quiere ello decir, que ni siquiera el argumento de que las libertades puedan ser utilizadas torticeramente puede justificar su recorte indiscriminado. Desde hace un tiempo en Europa estamos asistiendo a un peligroso proceso de autocensura por miedo, aunque algunos utilicen el circunloquio de ´respeto a las diversidades culturales´. Cuando un semanario danés publicó unas caricaturas de Mahoma y las comunidades islámicas entraron en cólera, hubo algunas voces que reclamaron "prudencia" en aras de la entente entre las civilizaciones; desde sectores supuestamente progresistas se llamó a la castidad intelectual. Ahora, un montaje artístico en la ópera Idomeneo, de Mozart, que se representaba en la Deutsche Oper de Berlín, se ha retirado abruptamente porque existía un "peligro cierto", según el aviso de la policía. En efecto, al parecer grupos radicales musulmanes podían atentar como protesta porque Hans Neuenfels había colocado cuatro cabezas en cuatro sillas, una de Jesucristo, otra de Buda, una de Poseidón... y la de Mahoma. El cerrojazo no se echó por respeto a los cuatro personajes históricos implicados: por respeto a las creencias, a la cristiana, a la budista y a la islámica. La decisión se tomó sólo por temor a las consecuencias que se podían suscitar en el Islam. Tenemos, entonces, como una ´diversidad cultural´ que no entiende ni respeta las libertades según deben entenderse universalmente logra limitar una que es esencial para el correcto funcionamiento de las democracias. El episodio ocurre pocos días después de que el Papa Benedicto XVI provocara sin querer un conflicto insólito también con los musulmanes durante una conferencia magistral en la universidad de Ratisbona. El Pontífice, en un alegato a favor del Dios de la paz, puso como ejemplo las opiniones del emperador de Bizancio Manuel Paleólogo que en un diálogo criticaba la violencia en Mahoma. Puede discutirse la fortuna de la cita, porque, como dice el refrán, para gustos se hicieron colores, y la libertad de expresión consiste precisamente en que se pueda criticar todo aquello que la mente humana considere que debe ser objeto de crítica. ¿Por qué no puede criticarse la innegable tendencia violenta que subsiste en amplios sectores del islam?, ¿a qué viene el miedo a que los islamistas ganen las elecciones en Marruecos?, ¿porqué los nervios de la comunidad internacional ante la posibilidad de que el régimen de los ayatolás en Irán se haga con la bomba atómica?, ¿por qué Argelia recibió tanto respaldo externo cuando decidió frenar al FIS?, ¿por qué se entiende que el ejército turco sea el garante del Estado laico y enseñe los cañones cuando surgen tentaciones de mezclar el Cielo con la Tierra y la gimnasia con la magnesia? Las libertades fundamentales, como las de opinión e información, no son un fenómeno accesorio para la civilización occidental; son su sustento. Sin esos componentes simplemente no hay estilo de vida ni progreso al modo en que se entienden por los pueblos que creen el avance de la raza humana. La dignidad del hombre y la mujer es inseparable de estas nociones, recogidas en la Carta Universal de Derechos Humanos. No hay cultura en cuyo nombre puedan restringirse estas libertades, ni otras, ni que pueda justificar la degradación de la mujer, la lapidación de las ´adúlteras´, la esclavitud... Cuestiones que forman parte del pasado de todos, a pesar de que junto al común denominador de entonces, hace mil, o quinientos, o cien años solamente, había adelantados, visionarios, que ya predicaban la igualdad, defendían a los oprimidos o representaban la rebeldía científica frente al oscurantismo y el dogmatismo religioso. La renuncia de la ópera de la capital de Alemania a seguir adelante con esta versión de Idomeneo - que ha saltado a la fama popular gracias a este suceso- es una mala noticia para los demócratas, para el arte, y para el interés mundial. Porque es una puerta abierta a la intransigencia, una gota que ha atravesado el granito de las convicciones democráticas. Un precedente nefasto de debilidad irresponsable. Ángel Tristán Pimienta.


Si alguna duda se pudiera justificar respecto de las reales intenciones de los fundamentalistas islámicos, las recientes movilizaciones incitadas por los más radicales líderes religiosos en contra del papa Benedicto XVI y del cristianismo, deberían ser suficientes para disiparlas. El mundo está siendo desafiado por movimientos fanáticos que no defienden ninguna bandera civil, política o social. Organizaciones, gobernantes y líderes radicales del Islam quieren llevar el mundo a un enfrentamiento entre culturas, más concretamente entre cosmovisiones religiosas, el Islam contra Occidente, contra el cristianismo. En el desarrollo de su estrategia, como fuera aclarado en más de una ocasión por la desaparecida periodista Oriana Fallaci, los integristas musulmanes, utilizando métodos característicos del fascismo, han atacado todo aquello que llaman el mundo del pecado y del demonio, la sociedad del mal. De sus designios no han escapado ni sus propios países, señal inequívoca de la naturaleza transnacional de sus objetivos. Así que cada vez más los países de Occidente se ven retados por las protestas que pretenden inmiscuirse e interferir en los valores más caros a nuestra civilización: la libertad, la tolerancia y la democracia. Ayer fueron demolidas las torres gemelas de Nueva York, después atacaron en el Metro de Madrid, luego el de Londres, realizaron atentados en Jordania, Egipto, Indonesia y en países africanos. Ningún país o región ha escapado a sus bombazos dinamiteros, ni siquiera aquellos que ingenuamente dicen que el problema es de Occidente y que se debe proceder con cautela y discreción para no provocar las iras de estos iluminados. Pero, como para que se escuche bien, ahora amenazan con atacar a Francia de la misma manera que tienen sentenciada a Dinamarca y con la misma determinación que hoy exhiben para movilizar a las masas en contra del Papa de los católicos y contra los bienes y clérigos del cristianismo. Lo que hay detrás del accionar de Al Qaeda, del gobierno fanático de los ayathollas iraníes y de los que están ahogando en sangre la naciente democracia iraquí, no es otra cosa que el interés de provocar una guerra entre culturas. La tesis del profesor Samuel Huntington sobre el tema no es una invención de su parte, ni es la expresión de su deseo, como algunos críticos simplones quieren hacer ver, sino que surge de la observación de una serie de hechos, de eventos y de ideas impulsadas por los integristas musulmanes. La noción de guerra entre culturas, aunque no es rigurosa porque la noción de guerra vale para el enfrentamiento armado entre naciones o entre miembros de una misma nación, figura en la agenda y en el ideario de quienes desean restablecer el imperio de Al Andaluz que dominó gran parte de la península ibérica entre los siglos VIII y XV. Ellos lo dicen en sus comunicados, en su propaganda. Lo correcto sería hablar de choques culturales, interacciones de corte brusco (que incluye la guerra para imponer a otros su visión del mundo, cuyo ejemplo más claro es la experiencia colonial y las cruzadas) y de contactos en los que se dan acoplamientos, estructuraciones y reestructuraciones, sincretismos y adaptaciones críticas, tensas, complejas más no necesariamente violentas (caso de las corrientes migratorias que confluyen en un mismo territorio). Los países de Occidente, de modo especial aquellos que aún se mueven en el campo de la ilusión (hablémosles pasito) o del miedo (cuidado los provocamos) con respecto al fanatismo religioso de estos grupos, están abocados a una escalada de amenazas y de protestas, de agresiones y de exigencias desorbitadas que atentan contra su forma de vida y los valores que los rigen. La intromisión en asuntos que son de nuestro resorte será cada más intensa y descarada, querrán que prohibamos las caricaturas contra el profeta, que no se hable mal del profeta, que se les de total libertad para propagar su fe, que se les permita predicar contra Occidente desde Occidente abusando de nuestras libertades, que no se les exija a ellos en sus territorios ser tolerantes con el catolicismo, que sus mujeres puedan usar el velo en las escuelas laicas de occidente pero que en las calles de sus ciudades nuestras mujeres no puedan vestirse con liberalidad como lo suelen hacer en nuestros países. Si Occidente se descuida, muy pronto nos estarán exigiendo que les hagamos reverencias, que aceptemos sus atentados, que no chistemos por sus proclamas incendiarias y que no se les investigue ni se les encauce judicialmente aunque hayan cometido delitos porque eso constituye una ofensa a sus dogmas, a su dios y a su profeta. Los pueblos de occidente, acostumbrados al goce de las libertades, al disfrute de los valores de la modernidad, a la vida laica, a profesar una religión con la que hay conflictos que ya no pisan el terreno de la violencia, se han despreocupado de la defensa de esa forma de vida. Hay indiferencia, desilusión, apatía y es como si se soslayara la gravedad de la amenaza. Tanto que muy pocos se preguntan ¿Qué sería de nosotros sin la libertad y sin la democracia? Darío Acevedo Carmona.


Inquieta lo ocurrido tras la conferencia que Benedicto XVI dictó en la Universidad de Regensburg durante su visita a Baviera. De inmediato, los medios comenzaron a transmitir la reacción de creyentes musulmanes que se sentían ofendidos por una cita que hacía de un texto de un emperador bizantino de finales del siglo XIV. En esa cita, cuyo contenido el Papa aclaró después que no compartía, el emperador decía a su interlocutor: "Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba". El contexto era una conversación en torno a la yihad, la guerra santa, que se hace invocando el sagrado nombre de Dios. No parece muy probable que los que protestaron por esta alusión a Mahoma hubiesen leído antes el texto de la conferencia, o que conocieran suficientemente el contexto en el que la cita se enmarcaba. El carácter emotivo y militante de su protesta sugería, por el contrario, que solo conocían una afirmación sacada de contexto. Más aún: parecían desconocer por completo el sentido profundo y la verdadera intención de la conferencia del Papa. Al leer lo que este dijo, no cabe duda de que lo esencial de su discurso está en la explicación del contenido filosófico y teológico de esta afirmación: "No actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios". La justificación de dicha afirmación es esta: Dios no goza ni se complace con la sangre de nadie; la fe es fruto del libre asentimiento y, por tanto, la guerra santa no se justifica; Dios no quiere que su mensaje se predique con violencia; la voluntad de Dios está más ligada a la fuerza de la racionalidad -al logos- que al poder de las armas. El Papa no puede ignorar que la historia del cristianismo también ha estado ensombrecida por el uso de la violencia. Las cruzadas y la inquisición han sido acontecimientos sangrientos, en los que la violencia ha sido ejercida en nombre del Dios de los cristianos. Es un hecho innegable que la conquista de América se hizo con la cruz en una mano, la espada en la otra y argumentos como los de Ginés de Sepúlveda en la cabeza: los pecados e idolatrías de los aborígenes eran razón suficiente para someterlos, con la espada, en nombre de Cristo. Pero la intención del Papa no era reflexionar sobre la historia, sino iluminar el hoy del mundo. La Iglesia no procede hoy como lo hizo en el siglo XVI. Es conservadora, pero no acepta la violencia como medio para alcanzar sus fines. ¿A quién incomoda hoy un discurso en el que se dice en forma tan clara que el uso de la violencia en nombre de Dios es contrario a la razón y, por tanto, contrario a la naturaleza misma de Dios? A todos los fundamentalistas. Desacreditar la conferencia del Papa bien pudo haber sido una meta de los judíos, que se empeñan en invadir las tierras que históricamente les pertenecen a los palestinos: ellos quieren hacernos creer que el sagrado nombre de Jahvé está vinculado a la infame ocupación de un pueblo que exige justicia y al que los últimos papas han apoyado en sus justas reivindicaciones. Lo mismo habría que decir de los grupos fundamentalistas islámicos interesados en justificar la yihad en el mundo de hoy: para ellos, la guerra contra la civilización occidental se realiza invocando el sagrado nombre de Alá, en quien la guerra santa se supone encuentra justificación. Contra ambos fundamentalismos levantó el Papa su voz de veterano profesor de teología. Convencido de que la naturaleza misma de Dios no es extraña a la de la razón, invitaba a todos los creyentes a encontrarse en torno a lo más razonable, que parece ser la paz y no la guerra. La racionalidad ética está en la entraña misma del único Dios vivo y verdadero: aquel que no se deja instrumentalizar por la violencia y al cual se le puede dar culto en toda auténtica religión. El cuestionamiento del que fue objeto la conferencia de Ratisbona no fue el producto de un malentendido. Fue una orquestación lamentable, que solo favoreció a los enemigos de la paz. Vicente Durán Casas.

MAHOMA SUPERSTAR

La Umma levanta su espada en contra del enemigo infiel. Turbas enfervorizadas de musulmanes atacan embajadas europeas desde Libia a Indonesia por la publicación de caricaturas satíricas en un periódico danés, en las que se representa al profeta Mahoma. La violencia es tal que los líderes occidentales apenas se sienten conminados a balbucear una torpe y claudicante disculpa, mientras que la Liga Árabe se encarga de azuzar el conflicto calificándolo como un ataque organizado para ofender a los musulmanes. Irán y Siria se aprovechan de la situación para pasar al contra ataque justo en el momento que ambos países están en la mira del Consejo de Seguridad de la ONU. Un rápido movimiento de tablero que acomoda las piezas para un eventual enfrentamiento que parece sólo cuestión de tiempo. Porque tiempo es lo que busca ganar el nuevo eje totalitario para la conformación de alianzas estratégicas que le permitan establecer diferentes frentes que dificulten los movimientos ofensivos del “gran Satán” y sus aliados europeos. La manipulación religiosa en este caso es tan evidente que pocos dudan que su explosión, cuatro meses después de la publicación de las caricaturas, es una estrategia orquestada para neutralizar la discusión del contencioso nuclear iraní en el Consejo de Seguridad de la ONU y sus más que probables consecuencias punitivas en contra del régimen de los ayatolás. Por muchas diferencias que existan entre la rama suní y chií del Islam, su entendimiento para lograr los objetivos de la Jihad, en cuanto a la expansión imperial de la fe musulmana en tierras del enemigo ateo-cristiano (valga el contrasentido), aparca por el momento cualquier diferencia teológica que, a lo largo de su historia, les llevara a no pocos y sanguinarios conflictos intra-islámicos. La conformación de este nuevo eje anti-occidental, liderado por Irán y Siria, cuenta con la adhesión de las fuerzas reaccionarias que anidan en Occidente y que se caracterizan por un odio visceral al gigante americano; no por casualidad Cuba y Venezuela votaron en contra de llevar el programa nuclear iraní ante el Consejo de Seguridad de la ONU. La visita que tiene programada el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a Sudamérica, busca, presumiblemente, la firma de convenios de tipo energético-militar de asistencia recíproca con Venezuela, en caso de una intervención armada, para utilizar el petróleo como arma política disuasoria, mientras Irán acelera la construcción del arma total: la bomba atómica. La retórica anti-estadounidense del caudillo tropical, su megalomanía revolucionaria y las extensas reservas de petróleo con las que cuenta, lo hacen el aliado perfecto para frenar los movimientos de un gigante "adicto al petróleo". La coquetería diplomática entre funcionarios de la teocracia islámica y la petrocracia bolivariana vislumbra una alianza geoestratégica tan ambiciosa como peligrosa. El general petróleo junto con la glorificación del martirio en nombre del Islam, son armas muy poderosas contra la duda y pusilanimidad creciente de un Occidente que se sospecha penetrado por cientos de miles de soldados durmientes, a la espera de órdenes para atacar en cualquier sitio, contra quien sea y con los medios necesarios que venguen con sangre los supuestos agravios sufridos por el Islam. La polémica que suscitó las caricaturas de Mahoma en Occidente y sus consecuencias en el mundo musulmán, demuestra que muchas de las críticas que los gobiernos e intelectuales bienpensantes occidentales hicieron a los editores y dibujantes escandinavos, en referencia a los supuestos excesos en el ejercicio de la libertad de expresión, no son más que un disfraz para el miedo puro y duro al Islam. Actitud que contrasta con la casi unanimidad o tímidas críticas de los dignatarios, clérigos e intelectuales musulmanes ante la reacción desproporcionada y brutal de los seguidores del profeta. Una vez más, el espíritu autocrítico que tanto progreso ha generado en Occidente, se devuelve en su contra hasta convertirse en autodestructivo, en un contexto de pugna entre civilizaciones con notables diferencias en cuanto a sus convicciones morales y principios éticos. Porque así como la figura del profeta es sagrada para los musulmanes, la libertad de expresión también lo es para nosotros, ya que es la base de ese sistema de libertades que protegemos con la democracia. Por supuesto que la libertad de expresión tiene límites; éstos se encuentran en el Código Penal de un Estado de Derecho que privilegia el libre flujo de las ideas antes que la censura previa. Afortunadamente no es el Corán la fuente de toda nuestra jurisprudencia en materia de derechos humanos. Si una persona civilizada se siente agraviada por una información, son los tribunales los encargados de juzgar la cuestión, no los clérigos de ninguna religión. Cuando se utiliza el típico argumento de que: "aunque la libertad de expresión es fundamental", ella no justifica a nadie, por ejemplo, a gritar ¡fuego! en un auditorio lleno de gente, por los perjuicios que el pánico pudiera causar, no se toma en cuenta una matización que cabría en esta metáfora: Y si fuera cierto que el auditorio se está quemando ¿Sería más ético dejar que todos se quemasen para no generar pánico? o en ese caso gritar ¡fuego! al menos daría la oportunidad a algunos de salvarse. Digo esto porque es posible que la crisis de las viñetas sea un síntoma del auge del integrismo islámico, no ya a nivel de pequeños grupúsculos de fanáticos, sino a escala de grandes masas orientadas por unas cuantas ideas simplistas de tipo religioso que pregonan la destrucción de los no creyentes o como mínimo su castigo ejemplar en nombre de un Dios severo, misógino y vengativo. La extensión de esta doctrina totalitaria entre los musulmanes "moderados" es un fenómeno tan inquietante, que su sola consideración sería calificada como un "delirante despropósito de los belicistas de siempre", por parte de ese ejército de progre-masoquistas que conciben a Occidente siempre como victimario y nunca como víctima. Mucho sacrificio costó a Occidente su liberación del absolutismo religioso como para aceptar la mordaza islámica. En estos momentos es recomendable una serena firmeza que reafirme nuestros valores ante la forma más peligrosa de totalitarismo a que se enfrentan las democracias liberales: el islamismo. Muchas de las ideas que en su momento fueron catalogadas de herejías se convirtieron en principios liberadores que hicieron avanzar la ciencia y la política, sino que se lo pregunten a Galileo. Por tanto, la herejía satírica es el derecho que tenemos los seres humanos a poner en duda los dogmas, a reírnos de lo solemne, a bailar con nuestros dioses. Podría verse también como el don que nos otorgó Dios para dudar de su existencia en procura del desarrollo de una inteligencia tan imprescindible para comprender todo lo que nos rodea, como útil para reírnos de nuestra propia estupidez. Sólo el talento de Andrew Lloyd Weber puede convertir esta tragicomedia islámica en una opera rock.

Fuente: Luis Eduardo De San Martín Rodríguez.

MUSULMANES Y TERRORISMO

CARICATURAS Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

BELÉN A LA BASURA


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