INVASIÓN POR INMIGRACIÓN
GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN


Cuando tenía la duda de si lo llevado escrito sobre la ilegal inmigración que en oleadas bate las costas canarias y penetra mansamente tierra adentro sin que nada se le oponga obedece a causas naturales socioeconómicas o se trata de una organizada "conquista silenciosa" islamista, los benefactores de los inmigrantes, sin fundamentos para defenderlos, acusan a los que suponen motivaciones político-religiosas con socorridos epítetos de racistas y xenófobos. Pero algún hada madrina hace llegar a mis manos una información de la más autorizada fuente que, bajo distinto calificativo de "invasión por inmigración", muestra y demuestra una total coincidencia, despejando la incógnita que embargaba mi espíritu. En doctrina sobre "Empleo de las Fuerzas Terrestres", debatida en los foros multinacionales de la ciencia militar, se hace referencia a los retos de la que han venido en denominar "guerra de cuarta generación", donde uno de los beligerantes no es Estado nacional. En esta clase de conflictos destaca como característico el que sean asimétricos, puesto que una de las partes pertenece al mundo cavernario y la otra vive en el civilizado, por muchos que sean sus defectos, que no tienen otra cura que la democracia. Y es según dicha teoría que después de seis siglos de la Reconquista del Reino de Granada y de cuatro del último fracaso en la Conquista de Viena, donde intervinieron victoriosas las armas de los "racistas" Reyes Católicos y el emperador Carlos V, el Islam ha vuelto a las andadas mahométicas, con ofensivas estratégicas de nuevo cuño, que no detendrá -si no se lo impiden con las mismas armas- hasta reconquistar como primer plato Al-Ándalus, por el camino bien expedito de las Islas Canarias. Es en el tipo de yihad o guerra santa, de cuarta generación para la doctrina occidental, donde aparece la que denominan "invasión por inmigración", o "conquista silenciosa" para otros estudios, que pudiera considerarse como punto de encuentro de las calificadas "menor" y "mayor", sabiéndose que la primera, con un concepto bélico, entraña conquista y dominación, traducidas en los tiempos que corren por terrorismo, y la otra opta por el camino de la redención para llevar a los pueblos, y el musulmán por adelantado, a su elevación moral y espiritual, terapia que se propone para Europa, aunque para tan sanos propósitos se empleen medidas quirúrgicas de exterminio, convergiendo el yihadismo con el credo coránico de extender su religión por todos los confines del planeta habitado llamado Tierra. Y "guerra de cuarta generación" se dice por girar en las de primera y segunda como elemento primordial la disciplina, llamada "cultura del orden", tan cara al general Franco, que así lo proclama en su célebre discurso pronunciado en la clausura de la Academia General Militar de Zaragoza en junio de 1931, pasada a ser su ley marcial en toda su actuación posterior, que ha ido cediendo su privilegio, primero a la iniciativa, a partir de la de tercera, y al final, el liderazgo, esencial para la guerra que, sin muchos quererse enterar, se está realmente contendiendo. Ante la amenaza que supone una guerra sin frentes bélicos, los Ejércitos, concienciados, han emprendido un proceso de transformación basado en pequeñas unidades, revalorizando al soldado-combatiente al que se le llama guerrero, como piedra angular del sistema, con inmediación de convivencia entre mandos y tropas. Como ejemplo de los antecedentes y sin cuantificar en qué medida la intervención de los inmigrantes que fluyen y refluyen como las mareas por todas las fronteras por las que se les permita colarse, aunque por ninguna tan permisiva como las de Canarias, han tenido que ver con los criminales atentados de Nueva York, Madrid y Londres; o en los preparados en Alemania y Austria, lo mismo que en los países del Magreb, que consideran religiosamente tibios o no cuentan con Estados confesionales; o con las violencias callejeras que se extendieran a modo de "intifada" por toda Francia, y, por qué no decirlo si cabe la sospecha, con los incendios pavorosos provocados en Canarias y Grecia, que han convertido en cenizas sus verdes montes. Mucha coincidencia sería que la desatada inmigración en nada tuviera que ver con el terrorismo mahomético. Es tiempo de pararse a analizar seria y responsablemente si tanto estado de cosas caóticas que se están produciendo en el mundo en que vivimos se corresponde con la euforia inmigratoria que se ha despertado en los continentes africano y en el asiático musulmán, que no repara en sacrificios de vida y haciendas, no tan empobrecidas cuando los viajes no son gratuitos, haciendo de ellos las mafias negreras de la Yihad verdadera fuente de negocio. Por viaje de cayuco o patera, cargando la moderna mercancía esclava, obtienen los capos más beneficios que si de hachís o marihuana se tratara, que mucha entra por los "puertos francos" de Canarias por este tráfico vía marítima. Se suman ahora al negocio la nueva flota de los llamados "barcos chatarra" en situación de desguace, que si las mafias de los traficantes los compran a bajo precio para el "servicio regular" del irregular pasaje, que hasta desde Asia se apostan en los puertos subsaharianos a la espera de plazas para proseguir el camino a Canarias, "Puerta del Viejo Mundo". También se adquiere esa chatarra por el gobierno español para reforzar su Armada, pues, para el "rescate" de náufragos inmigrantes mal pudieran emplearse al servicio de Canarias, remotas fronteras africanas, las modernas naves adscritas a la OTAN y a las misiones extranjeras. Pero si los rescates merecen pláceme, lo procedente sería prestar la necesaria ayuda para la vuelta a casa, no traer invitados a la propia, donde la comida pudiera no dar para más invitados.


La amenaza que supone la "guerra de cuarta generación" se ha patentizado en las elecciones en países musulmanes con Estado laico, en los que el islamismo militante religioso-político trata de ganar poder para terminar con los gobiernos que no tienen el Corán como ley de leyes constitucional. Desde alguna cueva perdida en los montes entre Afganistán y el Pakistán, las barbas de Ben Laden imponen tanto miedo en el islamismo no radical que hasta Turquía ve amenazadas las reformas de Mustafá Kemal Ataturk, a pesar de que su Ejército se ha erigido en su defensor. En sus pasadas elecciones resultó elegido presidente el ex ministro de Exteriores Abdulall Gül, cuyos antecedentes religiosos islámicos, aunque tibios, preocupan tanto a la sociedad laica como lo celebra la religiosa, por lo que le costó una tercera votación en el Parlamento para alcanzar su elección. Y es que, durante su gobierno, Kemal Ataturk se procuró de occidentalizar la Turquía otomana, de vuelta de pasados imperiales, aboliendo la poligamia y otorgando a la mujer igualdad social y civil con el hombre, e hizo obligatoria hasta la vestimenta europea y la escritura latina. Y para una mayor tranquilidad de que no habrá vuelta al pasado, el jefe de las Fuerzas Armadas advierte contra las "fuerzas del mal" que tratan de socavar al Estado laico y la apetecida integración en la Unión Europea, que la tiene cruda para lograrlo al contar con un 98% de creyentes musulmanes. Argelia y Marruecos, encaminadas hacia el Occidente, deben permanecer bien atentas a la amenaza del islamismo radical, que los fedayines, talibanes y milicias de Al-Qaeda se las gastan crudas con los tibios creyentes, más si cabe que contra idólatras e infieles, habiendo sufrido algún atentado y con serias amenazas de repetirse, incluyendo a las amistades. Y alguna mención viene a cuento completando lo antedicho, y es decirse que subsisten naciones de la denominada región del Magreb, comprensiva de Túnez, Argelia, Marruecos, Libia y Mauritania, que mantienen fuertes vínculos con España, y de ahí la vista gorda para su inmigración a Canarias, aunque la vinculación también la sostengan con la Europa del Sur, donde la Isla-República de Malta, de la Europa unida, no se anda con chiquitas diciéndole a los inmigrantes "pasen y tomen asiento". La integración normativa e institucional en el sistema internacional de los países magrebíes se consumó con sus ingresos en las Naciones Unidas, y deseos existen de las partes en que lo hagan en la Europa unida, haciéndose preocupante en Argelia y Marruecos principalmente, por sus mayores avances sociales y políticos, la infiltración de terroristas, que ya ha dejado indelebles huellas. Y para que vean que la cosa va en serio, el anuncio del lugarteniente de Ben Laden "ayatolá" Ayman al Zawiri llama a la "guerra santa" (de cuarta generación), a los pueblos del Magreb que en su tiempo conquistaron España, para la Reconquista de Al-Ándalus, incorporando a la causa a los islamistas radicales del África "blanca y negra" que, por si los "samaritanos" pro-inmigración ilegal islámica no lo saben, se trata de los mismos que recalan por Canarias, la que no se concreta en Andalucía, sino que abarca toda la península Ibérica y la "región canaria (sic)" e, interín, ordena dar comienzo a la matanza de los hijos de españoles y franceses para una previa limpieza étnica y religiosa, al tiempo que amenaza a Ceuta y Melilla y les anuncia que les llegarán sus turnos. A Canarias ni las nombra, por considerarlas "pan comido". Una situación de la que tanta alarma está cundiendo en el mundo debe ser investigada en Canarias para aclarar la duda metódica descartiana que, al parecer, anida en alguna mente obtusa, como Sancho Panza hiciera a Don Quijote, de que no eran "churras sino merinas", pero para los que tengan dos dedos de frente, la cosa está más clara que el agua. ¿O es que los inmigrantes subsaharianos que a diario se reciben son los únicos que no tienen nada que ver con la invasión por inmigración de la guerra de cuarta generación? ¿Es que ni están enterados y hacen la guerra por su cuenta? Que tomen nota los misericordiosos que ganarán el reino del Cielo guardando un islamista en su armario: el mundo islámico alcanza una cifra de población cercana a los 1.500 millones, de los que unos 800 son pobladores de África y 40 pululan por Europa, mayormente por España. Y el problema que presentan los privilegiados "inmigrantes" que alcanzan el dorado sueño de Europa es que sus descendientes hasta varias generaciones, debidamente nacionalizados y afincados, lejos de europeizarse, se islamizan y vuelven su mirada a la Meca y al Paraíso que les ofrece Mahoma. Se aprecia entre europeos supuestamente cristianos que, por acomplejados resentimientos sociales, más que dirigirse a la Mezquita a rezar las cinco oraciones diarias, cogen camino en pos de las escuelas coránicas o madrazas para, aleccionados en el Corán, seguir a los campamentos de instrucción militar e instruirse en el arte de matar, con inmolación de sus propias vidas para gloria de Allah y Mahoma, su profeta. Dos alemanes y un turco que no quisieron enterarse de las reformas de Ataturk fueron detenidos en Alemania cuando preparaban las voladuras de un aeropuerto y de bases americanas. Y malo sea que en Canarias no se encuentre camuflado algún forofo aspirante a talibán.


Una información todavía caliente vendrá a paliar el asedio inmigratotio de procedencia africana hacia Canarias, por lo menos la del permitido embarque en Marruecos, con el concertado plan marroquí-norteamericano-canario en la costa de las que fueran provincias españolas del Sáhara, que se propone construir un complejo en Playa Blanca, que incluye 4.000 viviendas, entre villas y apartamentos, un centro comercial y artesanal antológico, y un grandioso balneario. Contará con hoteles de 4 y 5 estrellas y campos de golf. Forma parte de otros planes del Gobierno alauita para potenciar su industria del turismo, pretendiendo atraer a diez millones anuales y generar 600.000 nuevos empleos. Pero afirmo y confirmo que la inmigración ilegal clandestina y con nocturnidad a la luz del día proseguirá afluyendo a Canarias, de paso o de quedada, pues al Islam lo que le interesa son fieles soldados y no "turismo idólatra". Eso sí, las pateras y cayucos regresarán cargadas de la nueva emigración canaria, que si antes hacía el camino de América ahora tendrá que coger el de África. Y si en ellos se fuera el "grupo nutrido de pocos" ecologistas que consiguen "prohibir que se autoricen" campos de golf en La Palma, pareciéndoles muchos los ningunos que tiene, a lo mejor se resolvería el problema, pudiendo la Isla Verde, que afortunadamente permanece incólume por su situación geográfica de la "invasión por inmigración", y algún haber en su favor le corresponde por tanto "progreso hacia el pasado", con verdes campos de golf bien pudiera competir en el negocio del turismo al mayor ámbito internacional. Como colofón de apoteosis final de fiesta, se hace oportuno tratar el tema de la seudoprogresía que antes celebrara el Muro de Berlín para que nadie emigre y ahora defienden que Canarias sea una tierra de promisión para la coladera ilegal de todo inmigrante que quiera visitarla. Seudoprogresismo que, exornado de izquierdismo "largocaballerista", de tan funesta consecuencia para el Estado republicano demoliberal, se ejercita desde la cabeza del Gobierno "psoísta" hasta los pies del vocero en Canarias, que acusa de indigna la declaración del Diputado del Común, persona y cargo más dignos del Gobierno de Canarias, como lo fuera su lejano antecedente Dionisio O'Daly -sus contrincantes regidores perpetuos, a pesar de sus soberbias aristocráticas eran más educados que el "trabajador" socialista- en la historia de Canarias, en las que, lisa y llanamente, decía la verdad de Perogullo de que todo inmigrante ilegal, mayores o menores, como las coplas de Jorge Manrique, tiene que ser devuelto a su país de origen. Lo propio de todo Estado de derecho, cuya Constitución sólo comprende a nacionales y extranjeros legalmente establecidos. Hacen declaraciones indignas los que quieran encubrir un delito, no los que lo denuncian. Tantos afligidos por los pobres inmigrantes no a paran en pensar que pudieran ser colaboracionistas de infiltraciones terroristas, cuyas "bombas humanas", como los "kamikazes" del Imperio del Sol Naciente -pilotos voluntarios japoneses que estrellaban sus aviones cargados de bombas contra la flota de EE.UU. en el Pacífico- inmolaban sus vidas para gloria del divino emperador. Y no hace tener que aclarar que las enemigas a batir eran las mismas democracias vilipendiadas por el Islam y objetivo final de la "guerra de cuarta generación". Terminemos diciendo, con toda la seriedad admisible en Derecho, que Canarias se encuentra en la mayor soledad. Despreocupada desde España y desinteresada por los Estados Unidos, centro de poder principal del mundo occidental, cuya estrategia e intereses en el Atlántico Sur se apoyan en Marruecos, peligrosa vecindad que en nada se oculta de proclamar su apetencia anexionista del Archipiélago canario. De lo que se infiere que Canarias, sin una política exterior propia, sus siete islas navegan desarboladas en el Mar Tenebroso con el "silencio de los corderos", novela del escritor norteamericano Thomas Harris, intitulada en Suramérica "Silencio de los inocentes", pues, como tiene evidenciado el ministro de Relaciones Exteriores, señor Moratinos, ¿se ha visto por Canarias?, más le gustan las chilabas que los yankees y los trajes típicos canarios. Volviendo hacia atrás la mirada, ya la Historia nos enseña de lo pronto que para la Paz de Basilea de 1795 se cedió La Palma a Francia, evitada por la rotunda negativa del plenipotenciario canario Domingo de Iriarte. Y malo sea que para lograr la "alianza de civilizaciones" no se disponga de las siete Islas Canarias, si es que ningún nuevo Iriarte logra oponer una rotunda negativa. Carlos Lugo Sosvilla, Primer Premio Internacional de Periodismo Mare Nostrum 2007.


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SOBERANÍA CANARIA