AMALIA ROMERO HIJA DEL POETA ALONSO QUESADA
Retrato de una época, retrato de Gran Canaria


España campo abonado para la guerra entre connacionales. ¿Cuándo se fraguó el Alzamiento Militar del 18 de Julio? Repasemos la historia de España desde 1812, apenas un siglo atrás:


Promulgación de la primera Constitución Española en las Cortes de Cádiz. Supresión del Santo Oficio. Primera Desamortización. Expulsión de la Compañía de Jesús. Revuelta de los 100.000 hijos de San Luis. Capitulación del gobierno liberal y restauración de Fernando VII. Abolición de la Constitución. Restitución del Santo Oficio. Regreso de la Compañía de Jesús. Derogación de la Ley Sálica. Regencia de María Cristina. Reinado de Isabel II. Concordato de España y la Santa Sede (imposición de la educación católica en las universidades, seminarios, colegios). ¡¡Viva la República!! ¡¡Abajo los Borbones!! Revolución Septembrina de 1868. Derrocamiento de Isabel II. Expulsión de la Compañía de Jesús. Sexenio Democrático. Breve Reinado de Amadeo de Saboya. Proclamación de la I República. Tercera guerra carlista. Restauración borbónica en el hijo de Isabel II. Muerte de Alfonso XII el Pacificador. Regencia de María Cristina hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. Sistema bipartidista entre Antonio Cánovas del Castillo (Partido Conservador) y Práxedes Sagasta y Escolar (Partido Liberal) para monopolizar alternativamente el gobierno de España durante veinte años. Asesinato de Antonio Cánovas del Castillo en vísperas de la guerra contra EEUU con la pérdida de las "provincias de ultramar" Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Fin del siglo XIX, fin del Imperio Español, España reducida a potencia mediocre con retales coloniales en Marruecos, Canarias y Guinea Ecuatorial. La crisis del 98 y el Movimiento Regeneracionista marcaron la pauta del devenir político. Nació la Institución Libre de Enseñanza para sacar a España del subdesarrollo científico y tecnológico. Resquebrajamiento de los partidos de los liberales y conservadores. Coronación de Alfonso XIII, en 1902, y fundación ese mismo año en Las Palmas de Gran Canaria del Partido Republicano Federal de Jose Franchy Roca. Asesinato del jefe del gobierno José Canalejas Méndez y desaparición del bipartidismo. Conflictividad en aumento tanto en la metrópoli como en las colonias. Semana Trágica en Barcelona y asesinato de seis obreros en Las Palmas de Gran Canaria por disparos de la Guardia Civil. Alejandro Lerroux García irrumpe en la Semana Trágica de Barcelona con buenos modales: "Rebelaos contra todo entrando a saco contra la civilización decadente y miserable de este país sin ventura. Destruir sus templos. Acabad con sus dioses. Alzad el velo de las monjas y elevarlas a la categoría de madre para virilizar la especie. No os detengáis ante los sepulcros ni ante los altares. No hay nada sagrado en la tierra. El pueblo es esclavo de la Iglesia. Hay que destruir la Iglesia. Luchad, matad, morid."


“La Semana Trágica tuvo su origen en la guerra de Marruecos. Fenicios, cartagineses y romanos ocuparon sucesivamente Ceuta y Melilla, pero fueron los bizantinos quienes fortificaron ambos enclaves para controlar el estrecho de Gibraltar. En el año 709, los árabes conquistaron Ceuta. La población la formaban bereberes, árabes e inmigrantes de origen andalusí. Su privilegiada situación geoestratégica la condenó a padecer un rosario de incursiones enemigas. En el siglo XI, Ceuta logró convertirse en reino y más tarde en república independiente. Portugal conquistó la ciudad en 1415, cuyo dominio mantuvo durante doscientos cincuenta años. España desembarcó en Marruecos de la mano de los Reyes Católicos, tras la delimitación de las zonas magrebíes de influencia acordadas por los reinos de Castilla y Aragón. A las órdenes del cardenal Cisneros, las tropas españolas ocuparon Melilla, Argel y Trípoli, enclaves considerados por los europeos como nidos de corsarios árabes y turcos. Barbarroja no tardó en reconquistar la ciudad de Argel y ocupar el reino de Túnez. El Magreb Este terminó cayendo bajo la soberanía del sultán turco. España sólo pudo conservar las plazas de Ceuta y Melilla. En el siglo XVII, en plena decadencia naval del Imperio de la Media Luna, el Magreb se dividió en varios Estados independientes. Desde entonces, Marruecos ha sostenido un secular enfrentamiento con España tratando de rescatar Ceuta y Melilla, convertidas desde el siglo XV hasta finales del siglo XIX en sendos presidios y guarniciones. En 1830, Francia irrumpió en Argel dispuesta a cobrar su parte en el botín africano. Aunque el desembarco chocó contra el coraje y la astucia del caudillo árabe Abd-el-Kader, ayudado por Marruecos, las tropas invasoras se expandieron hacia el sur del territorio. Detrás de Francia nació el interés colonialista de Reino Unido, Italia, Bélgica, Portugal, Alemania. Entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero del año siguiente, tuvo lugar la Conferencia de Berlín, convocada por Alemania ante la amenaza del empuje anglo-portugés. Participaron catorce potencias colonizadoras con un objetivo: hacer cuenta rasa y sentar las bases para la expansión imperialista en África y su posterior reparto en zonas de influencia. Víctor Manuel III, rey de Italia, refunfuñó: "A mi país le ha tocado el hueso de la chuleta". Efectivamente, Libia no podía compararse con Marruecos, el jardín de "la tierra occidental". En las postrimerías del siglo XIX, Europa se dividió en dos bloques antagónicos: la Triple Alianza (compuesta por Alemania, Austria-Hungría e Italia) y la Triple Entente (Francia, Rusia y Gran Bretaña). Poco después, en 1904, Francia e Inglaterra negociaron a espaldas de España el dominio de los ingleses en Egipto y la ocupación francesa de la mayor parte de Marruecos con la excusa de proteger sus posesiones en Argelia. Dicho pacto no fue del agrado del Kaiser Guillermo II ni de los militares alemanes ni de los fabricantes de armas. El 31 de marzo de 1905, Guillermo II desembarcó en Tánger y manifestó al sultán de Marruecos su predisposición a la unidad e independencia de Marruecos, en pie de igualdad con el resto de las naciones. Esta declaración provocó la Conferencia de Algeciras. Cuatro meses tardaron los representantes de Alemania, Austria-Hungria, Bélgica, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido, Rusia, Suecia y EEUU en firmar el Acta de Algeciras reconociendo la soberanía del sultán de Marruecos y la libertad de comercio en su territorio. Alemania había conseguido su propósito: impedir la constitución del protectorado de Marruecos ideado por Francia. La Conferencia de Algeciras no cuestionó el estatuto jurídico de las colonias españolas en Marruecos. Sin embargo, el 9 de julio de 1909, las kabilas del Rif descendieron de las montañas y atacaron las minas controladas por los españoles y la vía del ferrocarril en las proximidades de Melilla. Entre los accionistas de la Sociedad Española de Minas del Rif destacaban el rey Alfonso XIII, el conde de Romanones, el marqués de Comillas y el duque de Tovar. El Ejército español puso toda la carne en el asador para defender Melilla del asedio de los rebeldes dirigidos por los guerrilleros El Raisuni y Abd-el-Krim. Miles de reclutas inexpertos fueron acuartelados en la metrópoli. La mayor parte de los expedicionarios zarpaban del puerto de la Ciudad Condal. Estalló la Semana Trágica de Barcelona. Durante siete días de huelga general, convocada por la CNT y la UGT contra la guerra colonialista, la sombra de Cuba y Filipinas planeó entre barricadas, sabotajes y francotiradores. La revuelta tuvo un significado antimilitarista no exento de protesta contra el clero. "¡¡Los curas están con los ricos!!" -gritaban los manifestantes. "!!Que vayan ellos a Melilla!!". "¡¡Y el Rey!! ¡¡Y Romanones!! ¡¡Y Cambó!!". Los tranvías no funcionaban. Barcelona quedó aislada telefónica y telegráficamente. El gobernador civil declaró el estado de guerra. Mientras en los barrios de Sant Andreu, Clot y Sant Marti de Provençals, los obreros y los policías no se daban tregua, armados hasta los dientes, un puñado de amotinados incendió decenas de conventos, iglesias y escuelas regentadas por clérigos y monjas. La Guardia Civil y los militares lograron sofocar la rebelión. Hubo ochenta y siete muertos; miles de rebeldes huyeron a Francia y Francesc Ferrer Guàrdia, fundador de la Escuela Moderna y cabecilla de los disturbios, fue condenado a la pena capital. Su ejecución desató la ira de la opinión pública europea contra el rey Alfonso XIII. Antonio Maura Montaner dimitió como presidente del Consejo de Ministros, y, posteriormente, la Lliga Regionalista de Francesc Cambó Batllé, representante de la burguesía nacionalista catalana, perdió las elecciones municipales en Barcelona por haberse aliado con la monarquía borbónica. En los prolegómenos de la I Guerra Mundial, las rivalidades entre la Triple Alianza y la Triple Entente giraban en torno a las diferencias entre Alemania y Francia por la cuestión de Alsacia; las diferencias entre Alemania e Inglaterra por influencias comerciales y estratégicas en Oriente Medio; las diferencias entre Rusia y Austria por los Balcanes. La cuestión marroquí sirvió para calentar motores y desatar la carrera de armamento en Europa. Cuando Francia ocupó Fez, España no quiso ser menos e invadió Larache y Alcazarquivir provocando la ira de Alemania, cuya Armada envió un buque frente a la costa de Agadir. Francia claudicó y compensó a los alemanes cediéndoles varios territorios en África Central. Se delimitaron los dos protectorados de Marruecos (español y francés) y se internacionalizó Tánger. Marruecos quedó dividida en tres zonas. Ninguna de soberanía marroquí. Los antiguos enclaves de Ceuta y Melilla multiplicaron su extensión gracias a la guerra entre España y Marruecos, en 1860, conflicto promovido por las convulsiones sociales en España; por la pérdida de las colonias en América y por el afán imperialista de la reina Isabel II. Ceuta y Melilla fueron declaradas "puertos francos" y se autorizó el asentamiento de los primeros colonos civiles españoles. En aquella época, según Máximo de Santos y Enrique Carabaza, coautores de la obra “Melilla y Ceuta: las últimas colonias”, ambas ciudades no superaban juntas los diez mil habitantes. La expansión española en las regiones de Yebala y El Rif desencadenó el aumento de la vida urbana de Ceuta y Melilla. En apenas diez años, ambas ciudades se transformaron radicalmente. El protectorado español lo gobernaba oficialmente un jalifa en nombre del sultán, pero la realidad no podía ser más tozuda: el jalifa se limitaba a firmar los decretos redactados por el Alto Comisario de España en Marruecos. Según los coautores de la obra “Ceuta y Melilla: las últimas colonias”, los soldados españoles incendiaron poblados, silos y cosechas; tomaron rehenes civiles; torturaron hasta la muerte a gente indefensa; fusilaron prisioneros y violaron mujeres durante los dieciocho años de guerra. El diputado socialista Indalecio Prieto Tuero pronunció un durísimo discurso contra la Comandancia Militar de Melilla. Semejante terror provocó la venganza de los hombres de Abd-el-Krim, quienes dejaron diezmados al Ejército en la batalla de Anual: hubo más de ocho mil bajas. Melilla se salvó por los pelos al llegar a tiempo los refuerzos mandados por el general José Sanjurgo Sacanell. El desastre de Anual provocó el advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera. En 1925, las tropas francesas y españolas unieron sus esfuerzos para derrotar al caudillo Abd-el-Krim. Marruecos quedó pacificado hasta después de la II Guerra Mundial. A pesar de obtener la independencia en 1956, Marruecos no ha conseguido aún completar la reunificación de su territorio. En la última Asamblea General de la ONU, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, declaró: "Las dos ciudades marroquíes de Ceuta y Melilla y las islas vecinas, todavía bajo dominio español, constituyen un fenómeno atípico y extraño que ni la razón ni la lógica pueden admitir por ser incompatible con el espíritu y la letra de Carta de las Naciones Unidas". Sin embargo, el Gobierno de España permanece aferrado al pretendido destino hispánico de ambas ciudades. Pero ¿siempre ocurrió así? Según Máximo de Santos y Enrique Carabaza, desde Felipe II hasta Carlos IV, varios reyes españoles pensaron devolver a Marruecos el enclave de Melilla y los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas debido al elevado e inútil coste de su mantenimiento. Asimismo, el 2 de septiembre de 1811, las Cortes de Cádiz decidieron la devolución de ambas plazas a Marruecos por no ser parte integrante de la nación española. No se llevó a cabo tal decisión por la negativa de Inglaterra, fiel aliada de España contra Francia en la Guerra de la Independencia. Incluso el mismísimo dictador Primo de Rivera llegó a manifestarse contrario a la permanencia de España en aquellas ciudades. Más recientemente, y con motivo de una encuesta realizada por la Organización de Usuarios de la Justicia entre 500 ayuntamientos españoles, únicamente el alcalde de Toledo defendió la españolidad de Ceuta y Melilla. Desde el punto de vista jurídico-administrativo, las dos ciudades africanas no han tenido un marco político estable y coherente desde mediados del siglo XIX hasta la promulgación de la Constitución Española. Poco o nada han importado los diferentes nombres dados a los sucesivos órganos de gobierno de Ceuta y Melilla, porque siempre ha prevalecido su carácter de plazas militares, y sin duda su condición de colonias. Cuatro ejemplos lo demuestran: en 1820, las Cortes situaron a Ceuta bajo la dependencia del gobernador civil de Cádiz; en 1836, el comandante general de Ceuta recuperó el mando militar y civil de la plaza; en 1845, la Junta Municipal de Melilla la cubrió el gobernador militar y demás personal castrense, y desde 1925 hasta la independencia de Marruecos, Ceuta y Melilla dependieron del Alto Comisario de España en Marruecos. Tras el nacimiento de la Constitución Española, Ceuta y Melilla han permanecido desvinculadas del Estado de las Comunidades Autónomas durante quince años, cuya circunstancia dio pábulo a toda clase de teorías. Así, en 1992, Máximo de Santos y Enrique Carabaza aventuraron la idea de una supuesta negativa del Gobierno de Felipe González a conceder cualquier tipo de competencia legislativa en los respectivos estatutos de autonomía de Ceuta y Melilla, pues ante una futura retrocesión de ambas ciudades a Marruecos, la no definición de las fronteras españolas en la Constitución posibilitarían la descolonización sin quebrar el principio de la unidad de España. Pero la reciente aprobación de ambos Estatutos de Autonomía, Ceuta y Melilla parecen incardinarse definitivamente en la indisoluble unidad de la nación española, pues las dos asambleas legislativas tienen competencia tanto para fijar los límites geográficos de las ciudades como para modificar los propios Estatutos de Autonomía. Sin duda, el proceso descolonizador se ha visto perturbado gravemente en su vía jurídico-diplomática. ¿Ha sido un desliz de las Cortes Generales o la opción del conflicto permanente con Marruecos? Ceuta y Melilla no son dos ciudades normales, comparables con otras poblaciones. Ceuta y Melilla albergan en sus territorios sendas bases militares de vital importancia en la geoestrategia del Mediterráneo Occidental. Entre las dos guarniciones suman más de 15.000 soldados, un 10 por ciento de la población de derecho. Semejante despliegue de hombres y material no puede ni en broma considerarse como parte de ninguna Fuerza Defensiva del Territorio. Máximo de Santos y Enrique Carabaza han manejado la hipótesis de que Ceuta y Melilla en realidad tienen encomendada la misión de servir de cabeza de puente a las fuerzas de Occidente en el supuesto de un conflicto generalizado en el Magreb. No parece desacertada tal eventualidad si tenemos en cuenta el arsenal atómico de la OTAN y la potencia de fuego de la VI Flota norteamericana y la Fuerza Marítima Europea. Juntos conforman una máquina de guerra capaz de disuadir al más osado de los enemigos. En consecuencia, Ceuta y Melilla no parecen jugar una baza necesaria en la defensa del flanco sur de Europa, sino más bien todo lo contrario: servir como base de apoyo en una guerra contra la nación árabe” (Rafael Sánchez Armas, en 1995, en “El Puente”, revista editada en Tetuán).


“Continuar en Marruecos significa abrir una indefinida acción militar con todos los riesgos y sorpresas que tan bien conocemos” (Francesc Cambó i Batlle, 16 de octubre de 1925, a Miguel Primo de Rivera).


Año 1917, un año para olvidar: Movimiento Militar con las Juntas de Defensa; Movimiento Político con la Asamblea de Parlamentarios; Movimiento Sindicalista con la Huelga General Revolucionaria (convocada por UGT y CNT). Entre 1902 y 1923 hubo treinta y dos gobiernos, ocho en los tres últimos años. Fundación del PCE por escindidos del PSOE. Asesinato del jefe del gobierno Eduardo Dato Iradier por militantes anarquistas catalanes. El capitán general de Cataluña, con la complicidad del rey Alfonso XIII, da un golpe de Estado. Directorio Militar presidido por Miguel Primo de Rivera y Orbaneja. Supresión de los partidos políticos y destierro de Miguel de Unamuno a Fuerteventura. Nacimiento del Grupo de Acción Republicana. Primo de Rivera le dispara en la linea de flotación a la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (presidida por Santiago Ramón y Cajal) y compromete el trabajo docente y científico del Doctor Negrín López (director del Laboratorio de Fisiología General). Fallido golpe de Estado del general Valeriano Weyler y Nicolau, que inspiró el siguiente soneto de Nicolás Estévanez Murphy, general y ministro de la Guerra nacido en Las Palmas de Gran Canaria:


“Mirada de reptil, cuerpo de enano / instinto de chacal, alma de cieno / hipócrita, cobarde, vil y obsceno / como el más asqueroso cuadrumano / Azote un tiempo del país cubano / a todo noble sentimiento ajeno / hasta el mismo Satán convierte en bueno / esa excrecencia del linaje humano / Ruina, desolación, hambre y miseria / las obras son que a ejecutar se atreve / ese horrible montón de vil materia / Y a un monstruo tal, con intención aleve / el gobierno de Cuba encarga Iberia / al acabar el siglo diecinueve”.


Dimisión del general Primo de Rivera por el creciente desprestigio de la monarquía y la falta de apoyo militar. Dictadura por Dictablanda. Nombramiento del general Dámaso Berenguer y Fusté como jefe del gobierno. Pacto de San Sebastián entre Alcalá-Nieto y Miguel Maura Gamazo, hijo del histórico jefe del gobierno Antonio Maura Montaner, para derrocar la monarquía con apoyo militar. Sublevación del Regimiento Galicia número 19, con guarnición en Jaca, y fusilamiento de los capitanes rebeldes Ángel García Hernández y Fermín Galán Rodríguez. El rey Alfonso XIII sustituye a Berenguer por el almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas. Convocatoria de elecciones municipales, provinciales y generales. Victoria de los monárquicos en los municipios rurales y derrota en las grandes ciudades. Los republicanos proclamaron la II República sin esperar a las elecciones provinciales y generales. Gentío en las calles de Madrid. Soldados, obreras, estudiantes, oficinistas, jóvenes. No parece una revolución, sino más bien una fiesta popular. El general Emilio Mola Vidal (mas tarde cabecilla del Alzamiento Militar del 18 de Julio) abandona la Dirección General de Seguridad. Proclamación de la República en Valencia, Sevilla, Zaragoza, Huesca, San Sebastián, La Coruña, Salamanca... Ningún gobernador civil pone resistencia. Abdicación de Alfonso XIII. Bienio entre socialistas, republicanos y nacionalistas. Gobierno de Niceto Alcalá-Zamora Torres sustituido por Manuel Azaña Díaz tras la aprobación de la Constitución de la República por las Cortes Constituyentes. Nombramiento de Alcalá-Zamora como presidente de la II República. Supresión de la Academia General Militar de Zaragoza. Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo Ortega se declaran partidarios de la violencia política. Aprobación de la Ley de Divorcio y la secularización de los cementerios. Expulsión de España del cardenal Pedro Segura y Saenz y expulsión de la Compañía de Jesús (de no haber vuelto los jesuitas después de 1939 Jerónimo Saavedra Acevedo no hubiera podido estudiar con tanto provecho en el colegio de San Ignacio de Loyola en Las Palmas de Gran Canaria ni formar parte de la “misteriosa fundación de Rato” como definió la revista “El Siglo de Europa” a la Fundación Padre Arrupe). Nacimiento del Cuerpo de Seguridad y Asalto. Frustrado golpe de Estado del general José Sanjurgo Sacanell y conmutación de la pena de muerte. Aprobación de la Ley de Bases de la Reforma Agraria. Sucesos de Casas Viejas. Fundación de Falange Española y la CEDA. Aprobación del sufragio femenino con la oposición de una parte de la izquierda. Largo Caballero “bolcheviza” al PSOE. Elecciones generales en noviembre de 1933. Abrumadora derrota de la izquierda. Bienio radicalcedista con Alejandro Lerroux García en la presidencia del gobierno. Contrarreforma de la Ley Agraria del bienio reformista. Mientras la Unión Militar Española (contraria a las reformas militares de la II República) se prepara para la sublevación los sindicatos preparan la huelga general revolucionaria. Destrucción de facultades universitarias, bibliotecas, iglesias, fábricas, puentes, asaltos a cuarteles de la Guardia Civil, robo de armas, pillaje, muertos en la Rebelión de Asturias (para cambiar el sistema democrático por la dictadura del proletariado). Proclamación del Estado Federado Catalán. Intervención de legionarios y tropas regulares para sofocar la insurrección de la República de Obreros y Campesinos de Asturias. Duros combates entre unos 30.000 efectivos del Ejército Rojo y las hordas marroquíes con licencia para matar, violar mujeres y saquear pueblos y ciudades reconquistados. El abuelo de Rodríguez Zapatero acompañó a los expedicionarios comandados por el general Francisco Franco Bahamonde. Unos historiadores hablan de mil quinientos muertos y otros de cuatro mil víctimas entre huelguistas, guardias civiles, soldados, guardias de asaltos, carabineros, sacerdotes. Se practicaron unas 15.000 detenciones. La corrupción y el estraperlo fueron el talón de Aquiles del gobierno de Lerroux. Indalecio Prieto alerta del peligro de un golpe militar porque “un país no puede soportar la sangría constante del desorden público sin finalidad revolucionaria inmediata”. Elecciones generales en febrero de 1936. Victoria del Frente Popular formado por socialistas, comunistas y republicanos. Manuel Azaña presidente de la II República y Santiago Casares Quiroga jefe del gobierno. El PSOE en bloque dejó la responsabilidad del Estado en manos del partido Izquierda Republicana y de los sindicatos UGT y CNT, organizaciones partidarias de asaltar cuarteles de la Guardia Civil, incendiar conventos, perpetrar asesinatos revolucionarios. Suspensión de Falange Española y encarcelamiento de José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruíz de Alda (este último miembro de la histórica expedición del hidroavión “Plus Ultra” desde Palos de la Fronteras hasta Buenos Aires con escala en Gran Canaria). Amnistía a los condenados de la Rebelión de Asturias. Nombramiento de Francisco Franco Bahamonde como capitán general de Canarias para alejarlo “preventivamente” del foco de la conspiración politicomilitar contra la II República. Debate previo a la elección de Manuel Azaña Díaz como presidente de la República tras la destitución de Alcalá-Zamora. Debate a trompadas entre socialistas. Cuando minutos después Indalecio Prieto Tuero estaba en el uso de la palabra un correligionario le pasó una nota. El “apóstol de la moderación” del PSOE, dijo: “Acaban de comunicarme que unos falangistas han asesinado al teniente José del Castillo Sáenz de Tejada. Mientras aquí nos peleamos como perros en la calle nos cazan como a conejos”. Guerra a los conventos, rebelión anarquista. “No es esto, no es esto” (José Ortega y Gasset desmarcándose de la peligrosa deriva de la II República). Asesinato del teniente José del Castillo Sáenz de Tejada (instructor de las Juventudes Socialistas Unificadas dirigidas por Santiago Carrillo Solares) y asesinato por miembros del Cuerpo de Seguridad y Asalto de José Calvo Sotelo, cabeza visible del partido Renovación Española.


Mientras la metrópoli iba a toda máquina hacia los arrecifes el Frente Popular en Canarias también calentaba motores.


“Llega el fin de la guerra. La revolución rusa es una obsesión y un estímulo en las conciencias. Surge un nuevo mundo. Con todo, los patronos, ciegos de egoísmo, se lanzan frenéticos a la caza de la nueva ganancia, creyendo que todo estaba como antes. Pero no. Algo ha cambiado. La simiente germina vigorosamente. Se lee ávidamente a Lenin, a Trotzky, a Marx. Y son los obreros, los obreros sin personalidad, los obreros innúmeros, los que piden que se les organice para la lucha” (Domingo Pérez Trujillo, diputado del PSOE, en “La Tarde”, el 7 de octubre de 1932).


¡¡Objetivo la Revolución Leninista!! Con este propósito se celebró en Las Palmas de Gran Canaria, en 1933, el I Congreso Regional del PCE. Intervinieron José Suárez Cabral por Las Palmas y “Azucena Roja” (Isabel González González) por los grupúsculos bolcheviques de la isla del oeste. Azucena Roja, una “obrera de la aguja” como ella llamaba a las costureras, fundó en 1919 la Liga Femenina Socialista. La presidencia recayó en ella, Isabel González de Perdigón. ¿González de Perdigón? Aunque se declaraba enemiga de la mujer burguesa en sus arengas y artículos en “El Socialista” (periódico dirigido por Manuel Bethencourt del Río, sobrino del padrino de bautizo de Amalia Romero Suárez, José Bethencourt Montesdeoca), guardaba celosamente algunas costumbres burguesas como jurar pleitesía a los maridos en materia de apellido. Isabel González González, casada con el zapatero remendón Aurelio Perdigón Méndez, no aparece como Isabel González González en la Junta Directiva de la Liga Femenina Socialista después de aprobado el Reglamento, sino como Isabel González de Perdigón. Nunca se apeó de semejante tratamiento. Ni cuando abandonó el PSOE para ingresar en el PCE. ¡¡Azucena Roja!! Un montón de artículos para la posteridad del feminismo: “La mujer y el socialismo”; “Las costureras”; “¡¡Bajo la bandera roja, adelante!!”; “La burguesa y nosotras”; “La mujer y los socialistas”; “¡¡Siempre en la brecha!!”; “El socialismo y la mujer”; “¡¡Ánimo!!”; “La mujer en la lucha”; “¡¡Alerta, camaradas!!”; “La mujer emancipada”... Interesante artículo éste publicado en “El Socialista” el 28 de enero de 1920:


“Poco a poco va apoderándose de la mujer un afán de libertad y una sed de justicia que ya se nota en gran manera la influencia seductora que sobre ella ejerce el ideal socialista para regenerarla y emanciparla del actual régimen social. Algunos hombres timoratos tiemblan cuando piensan que la mujer se les escapa entre sus garras, y alzan la voz rebosante de rabia hiriendo a la que ha sabido unirse a ese otro hombre -que en nada se parece a aquel- para luchar públicamente y defender sus derechos políticos y económicos; hiriendo a la mujer, repito, en su tonto afán de seguir siendo “el rey”, a pesar de las brisas que corren y tienden a purificarlo todo. Pero tonto, muy tonto es el que cree que nos arredra con sus letanías de moral de conveniencia, es decir de moral burguesa”. Firmado: Isabel González de Perdigón.


Azucena Roja se desgañitó contra la II República por su falta de garra contra la oligarquía. A los gobernantes del PSOE los denominaba socialfascistas. ¡¡Pero!! Durante la Dictadura no abrió la boca. Hasta el indulto decretado por Franco, en 1945, a los condenados por su participación en la “revolución comunista”, permaneció escondida como un topo. Tampoco se le conoció ninguna actividad política después del indulto a pesar de sus “maquilladores” exégetas de la isla del oeste.


En Gran Canaria, el madrileño Primitivo Pérez Pedraza, presidente de la Federación Provincial de Sindicatos Obreros, irrumpió en un mitin de Acción Popular (CEDA) en Arucas durante la campaña electoral de febrero de 1936 junto a dos afiliados más del PSOE: ¡¡Viva Asturias Roja!! El gobernador civil ordenó su detención. Poco después el alcalde de ese municipio, Juan Doreste Casanova, nombrado a dedo por la dirección del Frente Popular tras la victoria en las elecciones de febrero de 1936, presentó un pliego de reivindicaciones ante el gobernador civil: “Abaratamiento inmediato de las subsistencias; abaratamiento del precio exorbitante del agua de regadío; repoblación forestal de las laderas del municipio; comienzo inmediato de las obras de una presa”. El gobernador civil apeló a la responsabilidad del alcalde. El 28 de mayo se inició la huelga general indefinida. Almacenes, fincas, comercios y obras públicas cesaron totalmente su actividad. Los barrios de Bañaderos, Montaña de Cardones, Trapiche, Santidad, Portales y Tenoya estaban controlados por los piquetes revolucionarios. A pocas horas del Alzamiento Militar del 18 de Julio Juanito Doreste Casanova salió corriendo hacia las montañas. Terminó entregándose y siendo testigo en el consejo de guerra contra Eduardo Suárez Morales, condenado a la pena de muerte.


Primitivo Pérez Pedraza, presidente de la Federación Provincial de Sindicatos Obreros, después del Alzamiento Militar del 18 de Julio cayó preso en el campo de concentración de la Isleta. La autoridad militar dispuso su traslado a la metrópoli a bordo del barco de la Trasmediterranea, “Dómine”, de 6.914 TRB y con capacidad para albergar a 261 pasajeros. Otro de los “pasajeros” del Dómine en ruta hacia Vigo se llamaba José Suárez Cabral. Ambos partieron juntos desde Las Palmas de Gran Canaria y juntos desaparecieron en alguna parte del viaje. Desaparición, tortura, homicidios extrajudiciales. Represión irregular o desorganizada. ¿Leyenda o verdad? El falangista José Ignacio Ojeda Martinez (cuñado del comunista fusilado Eduardo Suárez Morales), confesó, por carta dirigida a Sebastián Jiménez Sánchez, redactor del periódico “Hoy”:


“Los granujas del Frente Popular que nos acompañaban terminaron en el río Tajo con una onza de plomo. Había que librarse de las malas compañías”. Según el periodista Miguel Jiménez Marrero, la esposa del comunista José Suárez Cabral se convirtió en una colaboracionista durante la Dictadura. El drama de las dos España.


Después de la revuelta de Arucas comenzó Telde. La huelga la convocó la Sociedad Obrera de Telde, creada en 1931 por Francisco Casimiro Brito (años después compañero de huida del prófugo Juan García Suárez el Corredera), José Artiles Viera (más tarde concejal de Telde junto a Francisco Casimiro Brito, Jose Tejera Santana y Saulo Placeres Torón), Pedro Martin Hernandez (o Pedro Santana Hernandez) y Jose Suárez Cabral, secretario general del PCE en Canarias.


¡¡La tierra para quien la trabaja!! Ocupación de fincas armados con palos guadañas, azadones. Sabotaje a las comunicaciones telefónicas. Bloqueo de las carreteras. En un mitin junto a Eduardo Suárez Morales, diputado comunista, Juanito Rodríguez Doreste, aquel ilustre sátrapa del PSOE, gritó: “¡¡Viva la Revolución de Octubre!!”. ¿Revolución de Octubre de Asturias o Revolución de Octubre de Rusia? Ambas de ideología marxistaleninista.


Huelga de los obreros portuarios cada diez o quince días y una cada dos semanas entre los jornaleros del campo. La Isleta, Arucas, Telde, Gáldar, Agaete. Tres gobernadores civiles tuvo la provincia en el mismo período de huelga. La economía por los suelos y la seguridad jurídica en almoneda. Represión de la Iglesia Católica también en Las Palmas de Gran Canaria. El periódico “Avance”, editado por el PSOE y dirigido por Juan Rodríguez Doreste, en el número 24, de fecha 29 de noviembre de 1932, publicaba la siguiente noticia:


“¿Dónde viven los jesuitas en Las Palmas? A raíz del decreto de disolución de la Compañía de Jesús los individuos de esta comunidad que se quedaron en Las Palmas se distribuyeron por diversas casas particulares pertenecientes a los señores sobre los cuales tenían aquellos eclesiásticos mayor influjo personal. Hubo un verdadero reparto proporcional. La sagrada carga fue equitativamente repartida. Como esa casa a donde fueron a parar tres humanidades jesuíticas. Desde luego lo que más asombro nos causó a todos fue observar cómo en el domicilio de un conocido señor que alardeaba de republicanismo meses antes, y renegaba en todo momento contra la Dictadura (del general Primo de Rivera), cayeron dos padres de los más gordos de la colección isleña. La noticia nos ha llegado por un conducto indirecto que por su intervención en ciertas tareas de la mudanza de los padres, merece, por lo menos, un crédito de atención. Se nos ha dado también noticia de la mansión donde los jesuitas hacen esa vida común en secreto. Supliendo funciones de policía hemos montado ya nuestra vigilancia. En cuanto comprobemos la certeza de la información demás está decir que llegaremos adonde sea necesario para evitar que estos señores con la complicidad de los enemigos del régimen, sigan burlando una ley que vino a satisfacer uno de los más viejos anhelos de la democracia española”.


¿El Alzamiento Militar del 18 de Julio dividió a España en dos bandos o la secular división de la sociedad española provocó el sangriento estallido? Así como los gobiernos y partidos políticos sin ideales de la Restauración Monárquica dieron lugar a la Dictadura Militar de Primo de Rivera la deriva de la II República echó a España en brazos de Francisco Franco Bahamonde. La guerra estaba cantada porque ambos bandos confiaban de antemano en la victoria contra el enemigo. Tres años de sangre vertida, tres años de destrucción, tres años irrecuperables para muchos. Escasez, carestía, hambre, racionamiento, cárcel, destierro, emigración. Hermanos contra hermanos, vecinos contra vecinos. Diáspora de intelectuales y científicos de la talla de Juan Negrín López, Severo Ochoa de Albornoz, Blas Cabrera Felipe, Rafael Méndez Martínez, Luis Buñuel Portolés, Óscar Domínguez Palazón, Salvador de Madariaga y Rojo, José Bergamín Gutiérrez, Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña, Jorgue Guillén Álvarez, Ramón Menéndez Pidal, José Ortega y Gasset, Pío Baroja Nessi, Manuel de Falla y Matheu, Pau Casals Defillo... ¡¡Cuatro décadas sin libertad!!


“Españolito que vienes al mundo Dios te libre de una de las dos España” (Antonio Machado Ruíz). Tres días después del asesinato de Calvo Sotelo el comandante general de Canarias proclamó el estado de guerra.


“Que Dios le acompañe, mi general” -dijo el coronel González Peral. “Que Dios le oiga” -respondió Franco antes de subir la escala del “Viera y Clavijo”, aquel 17 de julio de 1936. El barco zarpó con dirección a Las Palmas de Gran Canaria. Pocas horas después desembarcó en el muelle de Santa Catalina, presuntamente, para asistir a las honras fúnebres del general de brigada de Infantería Amadeo Balmes Alonso, gobernador militar de la provincia de Las Palmas desde principios de año. ¿Murió fortuitamente o lo asesinaron por oponerse a la conspiración golpista? Antonio Cubillo Ferreira, cuya familia gozaba de la amistad del cuñado del gobernador militar de Las Palmas, el catedrático de la Universidad de La Laguna Eulogio Alonso-Villaverde Moris, ha incidido como tanta gente en la teoría del asesinato preventivo. También se han vertido ríos de tinta defendiendo la versión contraria (un disparo sin querer cuando el militar apoyó la pistola ASTRA calibre 9 mm en el estómago para desencasquillarla). ¿Un general manejando el arma como si fuera un juguete? En el general Balmes Alonso confiaban los políticos republicanos de Las Palmas y también los sindicatos de trabajadores. Indalecio Prieto les había garantizado su lealtad a la II República.


¿Imprudencia del general o asesinato? Un año más tarde, con Franco aposentado ya en Burgos, la Sección de Pensiones de la Secretaría de Guerra, según el Expediente Número 11.297, desestimó la pensión de viudedad de Julia Alonso Villaverde Moris, cursada en virtud del RD de 30 de agosto de 1937, por entender que el general Balmes Alonso no murió en acto de servicio a tenor de las Diligencias Previas instruidas el 16 de julio de 1936, fecha del accidente o asesinato, porque el Comandante Militar de Las Palmas “dispuso que fuesen reconocidas en el Parque de Artillería y Polígono de Tiro, las pistolas que se encontraban a cargo de la Sección de Destinos, acto al que concurrirían, para verificar la revista, un Jefe del Parque de Artillería y un Maestro Armero, verificándose todo ello bajo la Presidencia del General. Dicho Señor, una vez llegado a un campo, donde ya había efectuado disparos al blanco, cogió unas pistolas que llevaba en su automóvil y comenzó a probarlas acercándose el soldado Manuel Escudero, al sitio donde quedaban los impactos, y una vez que el General probaba la tercera pistola como se encasquillase empezó a manipular con ella teniéndola apoyada en el cuerpo en cuyo momento se disparó causándole la muerte por herida en el vientre a quemarropa, según diligencia de autopsia. La forma y circunstancias en que ocurrieron los hechos expuestos, no encajan a juicio de la Sección, en el Decreto que se invoca por la solicitante por dos razones: la primera porque la experimentación y comprobación de las armas técnica y oficialmente solo correspondía al Jefe de Artillería y al Maestro Armero que fueron designados, y lo que después de estos señores se hiciera con las armas era sólo una experimentación no oficial, pero aun no estimándose tal razonamiento y considerándose reglamentaria la prueba que realizaba el General Balmes, es evidente que medió imprudencia en la víctima al colocar sobre su vientre una pistola encasquillada y precisamente esta colocación del arma fue la única causa de su fallecimiento y excluye el derecho a la pensión invocada. Por ello, la Sección considera procedente desestimar la petición, notificándose a la interesada la que podrá solicitar en forma la pensión ordinaria a la que tiene derecho. Burgos, 26 de mayo de 1937. El Coronel Jefe de la Sección, Lorenzo Fernández Yanez”.


¡¡Un general presuntamente golpista acusado de imprudencia!! ... No parece lógico. La capilla ardiente del general Blanco Alonso quedó instalada en el Salón del Trono del Gobierno Militar. El “imprudente” estaba en un féretro de caoba con incrustaciones de plata y cubierto por la bandera republicana y sobre la misma el bastón de mando cruzado con el sable de general y la gorra de plato. Colocaron el ataúd encima de un armón de artillería encabezado por la cruz de la parroquia de San Telmo. El cura, Franco y las demás autoridades militares, políticas y sociales marchaban a continuación. Banderas a media hasta y gente en las calles, plazas y balcones. Unas 20.000 personas cubriendo el recorrido del sepelio por Triana y Vegueta hasta el cementerio de Las Palmas donde las fuerzas comandadas por el teniente coronel de Artillería Ernesto Pascual Lascuevas le rindieron honores de ordenanza.


Franco regresó a la sede del gobierno militar y nombró a las nuevas autoridades de la provincia de Las Palmas: Domingo Padrón Guerrero (comandante retirado), alcalde de Las Palmas de Gran Canaria; José Lucena Alcaraz (intendente general honorario), presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria, y Jesús Ferrer Jimeno (coronel de EM retirado), gobernador civil de Las Palmas. La Comandancia Militar de Canarias quedó bajo mando del general Luis Orgaz Yoldi, desterrado en Canarias desde principios de año por sus reuniones conspiratorias en Madrid con los militares José Millán-Astray y Terreros, Emilio Mola Vidal, José-Enrique Varela Iglesias y Juan Yagüe Blanco. Paradojas de militares golpistas, varios años después, el general Orgaz Yoldi también conspiró contra Franco. Aquella tarde del 18 de julio de 1936 la emisora Radio Club Tenerife difundió el bando de Franco declarando la guerra:


“Don Francisco Franco Bahamonde, General de División Comandante Militar de las Islas Canarias, HAGO SABER: Que de conformidad con lo prevenido en el artículo 36 y sus concordantes 7-1, 9-3 y 171 del Código de Justicia Militar, declaro el ESTADO DE GUERRA en todo el Archipiélago y en su virtud ORDENO Y MANDO


Art. 1.º Se prohíbe la formación y circulación de grupos de tres o más personas. Los que se constituyan serán disueltos inmediatamente por la fuerza, si desobedecieran o resistieran la primera intimación.


Art. 2.º Queda terminantemente prohibido aproximarse, sin causa justificada a las líneas de energía eléctrica, conducciones de agua, gas, estaciones telefónicas, cuarteles, polvorines, dependencias militares, establecimientos fabriles o industriales, bancos, hospitales, asilos y cualquier edifício público. Lo que lo hicieren lo verificarán individualmente y si no justificasen la causa de su presencia serán detenidos en el acto.


Art. 3.º No podrán celebrarse reuniones, manifestaciones, conferencias, espectáculos o cuantos actos supongan reunión pública de personas en número superior a tres, sin permiso previo de la Autoridad.


Art. 4.º Serán sometidos a mi propia censura, y como requisito indispensable para circular, tres ejemplares de cualquier impreso o documento destinado a publicidad.


Art. 5.º Quedan destituidos los Gobernadores Civiles y Delegados del Gobierno, Ayuntamientos, Cabildos, Mancomunidades interinsulares y cuantas Juntas de cualquier clase dependan de dichas Corporaciones. Los destituidos integrantes de ellas se abstendrán en el desempeño de su cometido a partir del instante de la publicación de este Bando y la contravención del mismo en este sentido se reputará como suficiente para considerarlos incursos en el delito de rebelión. Con el objeto de no dejar desatendidos los servicios y finalidades de aquellos organismos, los Secretarios de estos conservarán su documentación manteniéndose las necesidades carácter urgente, hasta tanto se persone ante ellos los representantes de mi Autoridad, quienes lo harán acompañados de las correspondientes instrucciones a fin de normalizar con toda urgencia y personal civil la vida de dichas entidades.


Art. 6.º Queda prohibido terminantemente el cierre de establecimientos, fábricas, talleres, oficinas y cualquier otra manifestación de actividad. La cesión de ella, la rebaja de salarios concedidos, los pactos que impliquen disminución de los otorgados, la alteración de las bases de trabajo, los despidos sin justificación y cualesquiera otras contravenciones se estimarán como actos sediciosos, ya lo sean aislada o conjuntamente cometidos y sus autores sometidos a juicio sumarísimo. Del mismo modo se apreciarán las declaraciones de huelga, abandono del trabajo, incitación a aquellas o a este, realización de paros y cualesquiera otras actitudes que entorpezcan las jornadas obreras. La comisión de los hechos antes anunciados, motivará el inmediato encarcelamiento de sus autores, juntas directivas, comités y demás personas que aún sin relieve corporativo pudieran considerarse como provocadores del movimiento, así como la clausura de Asociaciones patronales u obreras causantes de tales actos.


Art. 7.º En el plazo de doce horas a partir de la publicación de este Bando los tenedores de armas cortas y largas de fuego, sustancias explosivas, armas blancas de usos distintos a los domésticos, agrícolas o industriales, estén o no provistos de licencia, deberán entregarlas en los Puestos de la Guardia Civil del domicilio del poseedor, por cuyos Comandantes se les refrendará la documentación, o les será expedida, en su caso, de acuerdo con las instrucciones que tienen recibidas, procediendo a la recogida, reseña o inventario de las que ocuparan. Pasado este plazo los tenedores de armas de fuego dentro o fuera del domicilio serán considerados como rebeldes y en igual forma los que lo fueron de sustancias explosivas, incendiarias o corrosivas.


Art. 8.º Quedan sometidos a la jurisdicción de Guerra y juzgados en procedimiento sumarísimo, todos los autores, cómplices o encubridores de cuentos delitos se previenen contra el orden público en los Códigos Penal Ordinario de Justicia Militar y Ley de Julio de 1933.


Art. 9.º Quedarán a mi disposición y a mis inmediatas órdenes o a la de los Comandantes Militares de las Plazas en su caso, todas las fuerzas armadas que dependan de otras Autoridades teniendo desde este momento las que no lo tuvieran con anterioridad la consideración de fuerza armada. Los funcionarios públicos y demás Corporaciones civiles que no se presten al inmediato auxilio que mis subordinados les reclamaran para el restablecimiento del orden, serán suspendidos en el acto de empleo, cargo y sueldos o gratificaciones anexos, sin perjuicio de las responsabilidades en que incurrieron.


Art. 10.º Serán considerados como presuntos reos de sedición, las personas que se encuentren o hubieran estado en sitio de combate, y asimismo aquellos que fueren aprendidos huyendo o escondidos, después de haber estado con los estimados como rebeldes o sediciosos y cuantos propalen noticias o informaciones tendenciosas.


Art. 11.º Hasta nueva orden queda prohibido el tráfico por carretera y en el interior de las poblaciones por medio de vehículos de tracción mecánica o animal, ya sean de propiedad particular o de servicio público, excepción hecha de los autobuses, tanto urbanos como interurbanos y tranvías. Los automóviles, motocicletas, bicicletas y demás medios de locomoción que precisaren circular lo harán previa autorización que se les expedirá en las respectivas Comandancias Militares.


A los efectos de términos legales se hace la publicación de este Bando a las cinco horas del día de hoy. Santa Cruz de Tenerife, 18 de julio de 1936. ¡¡Viva España!!”.


Para evitar cualquier tropiezo en el túnel de la Laja (donde según cuentan los historiadores le iban a dar un sopapo dinamitero a la comitiva del general Francisco Franco Bahamonde) el Caudillo zarpó a bordo del remolcador “España” con destino a la base militar de Gando. Dicho remolcador pertenecía a la Casa Miller, cuyo director Gerald Miller (tiene una placa en la iglesia evangélica británica de Ciudad Jardín) comprendió las razones expuestas el 15 de julio por un coronel del Ejército de Tierra de requisar el remolcador. El 17 de julio se hizo cargo del mismo una tripulación de la Armada. La travesía hasta Gando la hizo el remolcador “España” con un marino mercante conocedor de la peligrosa baja de Gando, una montaña submarina en forma de pico cuya punta en bajamar está a cinco metros de la superficie.


En la pista de despegue de la base aérea esperaba a Franco un avión de la empresa británica Olley Air Service contratado en Londres por el periodista de “ABC” Luis Antonio Bolín Bidwell (con el consentimiento de Juan Ignacio Luca de Tena y García de Torres) en nombre del banquero Juan March Ordinas. Cuando el piloto inglés Cecil Wiliam Harry Bebb vio subir a Franco, murmuró: “¡¡Dios mío!! ¡¡He cogido al tercero!!”. Los otros dos naturalmente se llamaban Hitler y Mussoloni. En 1957 volvieron a verse, en Madrid. Franco le dedicó una fotografía: “Al piloto del avión que me trasladó desde Gran Canaria hasta Tetuán, con el recuerdo de tan trascendente viaje, Francisco Franco”.


El avión bimotor Dragon Rapide levantó vuelo rumbo a la ciudad de Agadir. Antes de aterrizar, Franco se afeitó el bigote y se vistió de paisano. Nadie lo reconoció. Actualmente el avión se halla en el Museo del Ejército de la capital de España.


El general Ordaz Yoldi vació los cuarteles. Patrullas armadas vigilaban los depósitos de combustible de la Isleta y las oficinas de Teléfonos y Telégrafos de Las Palmas de Gran Canaria. La comandancia había sido reforzada con varias piezas de artillería. Sobre las 6 de las mañana del 18 de julio tropas de Infantería se presentaron en el gobierno civil para entregarle el bando del estado de guerra a Antonio Boix Roig. Inicialmente hizo caso omiso a los rebeldes, pero terminó rindiéndose a la evidencia. Los alcaldes de Telde, Arucas, Guía, Galdar y Agaete corrieron la misma suerte después del breve conato de resistencia. Una semana y pico después se produjeron los primeros fusilamientos de la guerra aun cuando en Gran Canaria no hubo combates, sino represión, secuestros y asesinatos por parte de las “brigadas del amanecer” (militares, falangistas y guardias civiles). Más de mil prisioneros en comisarías, cuarteles y campos de concentración.


El golpe de Estado de Francisco Franco Bahamonde sorprendió en Madrid a los diputados y compromisarios políticos del Frente Popular de la provincia de Las Palmas para la elección de Manuel Azaña Díaz como presidente de la II República. José Antonio Junco Toral y Juan Negrín López diputados del PSOE; Eduardo Suárez Morales del PCE; Bernardino Valle Gracia del Partido Republicano Federal y Rafael Guerra del Río del Partido Republicano Radical, y los compromisarios socialistas Juan Rodríguez Doreste y Fernando Álvarez Astorga, el republicano federal Manuel Miranda Márquez y el comunista Rafael Roca Suárez (padrastro de Amalia Romero Suárez). Los diputados y compromisarios de ambas provincias canarias se reunieron en la villa capitalina (sin rango de ciudad hasta mediados del siglo XIX) de la isla del oeste para embarcar juntos hacia Cádiz y seguir luego por tierra hasta Madrid. Pero una huelga de la marina mercante los dejó en tierra. Finalmente partieron a bordo de un avión de transporte militar enviado ex profeso desde la metrópoli. Llegaron a la Villa y Corte tras sendas escalas en Casablanca y Sevilla (en aquella época los aviones carecían de autonomía de vuelo suficiente para hacer la ruta entre Canarias y Madrid sin escala).


Después del Alzamiento Nacional del 18 de Julio, todos, menos Juan Negrín López (inminente ministro de Hacienda), regresaron a Gran Canaria. Manuel Miranda Márquez, capitán de la marina mercante y práctico del Puerto de La Luz, perdió ambos títulos tras la depuración hecha en la Corporación de Prácticos del Puerto de La Luz por pertenecer a la Logia Masónica Andamana con el grado de Primer Vigilante del Templo. La sede de la logia estaba en un palacete con torres almenada de Ciudad Jardín sede actualmente de la Casa de El Hierro. Muchos capitanes de la marina mercante, prácticos del puerto de La Luz y empleados de navieras y agentes consignatarios estaban enrolados en la masonería. La depuración alcanzó a otros prácticos masones como Alfredo Galán Moreno (antiguo Venerable) y José Reina León (antiguo tesorero). El práctico Vicente Cabo Vera (antiguo Primer Vigilante) emigró a Colombia donde llegó a ser jefe de flota de la naviera Gran Colombia. Otros masones de la época fueron Lucas Alzola Apolinario, Luis Suárez Morales (directivo de la Escuela Luján Pérez y hermano de la madre de Amalia Romero Suárez) y Francisco Ferrera Ferraz, viejo conocido de Tomás Morales, Alonso Quesada y Saulo Torón (empleado éste de la Casa Miller).


Los compromisarios del Frente Popular de Las Palmas, Rafael Roca Suárez (padrastro de Amalia Romero Suárez) y Juanito Rodríguez Doreste, son tratados en sendos capítulos aparte. La huida, captura y fusilamiento del diputado comunista Eduardo Suárez Morales también.

SUMARIO DE LA OBRA


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS