CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

ELENA UDREA EX MINISTRA RUMANA DE TURISMO
Y EX CANDIDATA PRESIDENCIAL

"LA RUBIA DEL PRESIDENTE" CONDENADA POR CORRUPCIÓN

PARIÓ UN BEBÉ EN COSTA RICA

Las rumanas Elena Udrea y Alina Bica, procesadas en Rumania por sendos casos de corrupción, huyeron antes de conocer la sentencia. En Costa Rica, Mihai Radulescu de origen rumano y nacionalizado costarricense después de su matrimonio fraudulento con una adolescente para divorciarse tres años después, hizo de anfitrión de ambas mujeres. Mihai Radulescu y Alina Bica, registraron una empresa de servicios de importación y exportación de productos agrícolas y ganaderos. Nada nuevo bajo el sol.

ALINA BICA MIHAELA EX FISCAL ANTICORRUPCIÓN
CONDENADA POR CORRUPCIÓN

Nuestro país, otrora la "Suiza centroamericana", se debate entre dos grandes flagelos, dos gigantes que la están desangrando y amenazan con destruirla sin piedad: la corrupción y el narcotráfico. Ambos males se fusionaron para hacer estragos en nuestra sociedad. En el caso del narcotráfico, según datos oficiales suministrados por el Organismo de Investigación Judicial, entre enero del año 2010 y diciembre del año 2017 dicha policía realizó 4.935 investigaciones por tráfico de drogas. A lo cual debemos sumar que la Policía de Control de Drogas, en el mismo período, desarticuló 987 organizaciones dedicadas al narcotráfico. Nuestros cuerpos policiales incautaron más de 23.000 mil kilos de cocaína en el año 2017, una cifra considerable que da cuenta del nivel de incursión del narcotráfico, sin que podamos cuantificar lo que pasa por nuestro territorio sin ser detectado. Asimismo, se detuvo a más de novecientas personas por tráfico de drogas, evidencia del poder de reclutamiento que están teniendo los carteles de la droga. Además, dichas organizaciones criminales lograron también infiltrarse en los tres poderes de la República. Tal como ha sido señalado por parte de las autoridades judiciales, la incursión del narcotráfico se vincula directamente con el incremento en la violencia que experimenta nuestro país. Es sabido que, dentro de las organizaciones criminales, o grupos dedicados al trasiego de drogas, existen disputas por territorios, pugnas de poder, venganzas y otros actos asociados al crimen organizado que, en los últimos cuatro años, tienen a nuestro país sumergido en una ola de violencia nunca antes vista. Según lo establecido por la Organización Mundial de la Salud, los homicidios en los últimos años alcanzaron el nivel de epidemia en el 2017. La cifra superó las seiscientas personas fallecidas dolosamente. La mayoría de las muertes, según las autoridades judiciales, se relacionan con ajustes de cuentas entre grupos dedicados al trasiego de drogas; sin embargo, el daño colateral viene a provocar una sensación de inseguridad y miedo que no es acorde con nuestra historia. Por otro lado, nos encontramos ante otro gran problema, me refiero al resquebrajamiento de nuestro sistema democrático, por la pérdida de credibilidad en el Poder Legislativo y en el Poder Judicial. La desfachatez, la desvergüenza, los compadrazgos que han favorecido la impunidad, debilitan la credibilidad en ambos poderes del Estado. En el caso del Poder Judicial, desde hace un tiempo se venían escuchando rumores sobre algunas actuaciones aparentemente irregulares. Como sociedad hemos visto con asombro la presunta vinculación de jueces o funcionarios judiciales, con grupos dedicados al tráfico de drogas. En el tiempo más reciente, hemos conocido por parte de los medios de comunicación, de situaciones irregulares en torno a la actuación de algunos funcionarios del más alto nivel dentro de la magistratura. En la actualidad queda absolutamente documentado que ha existido una especie de contubernio entre funcionarios del Poder Judicial (Sala Tercera, Sala Constitucional, Ministerio Público), con algunos políticos, en detrimento de la transparencia y el deber de probidad. Para nadie debería ser un secreto que la corrupción y el narcotráfico son los grandes responsables de la debacle social y de inseguridad que vive nuestro país. Sin embargo, ambos dieron algunas señales que no advertimos; por ejemplo: algunos legisladores y dirigentes políticos (año 2008) fueron procesados judicialmente por ligamen con el narcotráfico. En torno al Poder Legislativo, es imperativo que nuestros padres y madres de la Patria se den cuenta de la necesidad de mejorar el discurso. No es haciendo alharaca y discursos peyorativos que se van a resolver los grandes problemas que enfrentamos como sociedad. Los discursos incendiarios deben quedar para las plazas públicas; en el plenario legislativo, debe prevalecer el respeto, la cordura, la asertividad y la búsqueda del bien común. Regresando al contubernio entre el narcotráfico y la corrupción, en opinión del suscrito, se debió advertir del nivel de penetración que se avecinaba para nuestro territorio, no obstante, las personas responsables de tomar decisiones miraron para otro lado, como diciendo "la cosa no es conmigo". La detención de exdiputados y la vinculación de altos dirigentes políticos con el narcotráfico debieron ser una alerta inmediata. En cuanto al Poder Judicial, no me parece creíble que la corrupción se fraguara en tan solo cuatro años. Es posible que la misma provenga desde el año 2002 en que se acusó la venta de queso por parte de un magistrado, utilizando recursos del Poder Judicial. Ciertamente, de la corrupción se nutren y seguirán sacando provecho el narcotráfico y el crimen organizado. A menos que los costarricenses enarbolemos el valor de nuestros antepasados para defender lo que nos queda de nuestra historia de paz. De lo contrario, terminarán logrando su cometido, resquebrajar nuestro sistema social de derecho y, por ende, nuestra democracia". Mainor Fernando Anchía Angulo, oficial de la Fuerza Pública.

PEPE FIGUERES CON KARINA BOLAÑOS

Viajé a Costa Rica hace veinte años. Lo hice por carretera desde Panamá. Quince horas a bordo de una guagua menos dos de "tramitología" en el puesto fronterizo. ¿Por qué no cogí un avión? No se conocen los países desde el aire; sino a ras de tierra mirando el paisaje y compartiendo tertulia con el paisanaje. La guagua llegó a la "zona roja" de San José sobre las cuatro de la madrugada. Una avalancha de taxistas ávidos de palomos se abalanzó sobre los pasajeros. Daban más miedo que los delincuentes agazapados en la penumbra esperando a la "clientela". Me dirigí a un "hotel" (eso decía un cartel en la fachada) a la vuelta de la esquina. Un hombre bajó del piso superior y abrió. Me acompañó a un habitáculo sin ventana ni postigo. Un catre, una silla y un perchero. Rodé la cama y la coloqué detrás de la puerta. Vestido me tumbé a la espera del amanecer. Una pareja en la habitación contigua se despertó y me obsequió un sonoro entretenimiento de más de una hora de duración. A las siete de la mañana el recepcionista tocó a la puerta. Eché una meada en un baño mugriento en el fondo del pasillo y bajé a la calle. Todo estaba abierto; gente para arriba y para abajo. Desayuné cerca del parque Central mientras ojeaba el "Diario Extra" especializado en sucesos y en mujeres bonitas sin apenas ropa. Más tarde me dirigí a la Corte Suprema de Justicia donde me esperaba mi contacto. Mientras tomábamos café en el restaurante le pregunté: "¿Por qué todo el mundo lleva paraguas si hace un sol que raja las piedras?". "Espérate a las doce del mediodía y sabrás por qué la gente es tan previsora". Efectivamente entre las doce y la una de la tarde empieza a llover en el Valle Central de Costa rica y no para hasta las ocho o nueve de la noche. Nueve meses seguidos lloviendo en San José. ¡Ya coño! En Panamá los mosquistos (en realidad mosquistas, hembras de mosquitos, "mosquistas muertas") y el calor no me dejaban vivir y en Costa Rica menudo futuro. A las doce me avisaron y me despedí de mi contacto. Nos dimos un par de besos (una costumbre española que le gusta mucho a las mujeres de otras tierras menos generosas en el trato humano) y pusimos rumbo a su casa situada a las afueras de Santo Domingo en medio de un bosquecillo con arroyo incluido. Dos viviendas idénticas; en una vivia ella y la otra la alquilaba por temporadas. Rubia, cuarentona, ojos azules. Claramente de ascendencia de los primeros catalanes llegados a Costa Rica a finales del siglo XIX. Un hijo del médico Mariá Figueres Forges, José Figueres Ferrer, "Don Pepe", como resultado de la "Guerra Civil del 48" encabezó la Junta Fundadora de la Segunda República durante dieciocho meses. En ese período se abolió el Ejército y se aprobó la Constitución Política. Un hijo de "Don Pepe", José María Figures Olsen, entre 1994 y 1999, también ostentó la Presidencia de la República. Unos años atrás, en la década de 1970, el hijo de "Don Pepe" protagonizó un caso extraño, oscuro. En Costa Rica se conoce aún como el "caso Chemise".

Mi anfitriona y yo disfrutamos una noche inolvidable; a la mañana siguiente me presentó a su inquilino, un empresario huido de Colombia por "amenazas" de la guerrilla. ¿Cuántas veces he oído ese pretexto entre los "emprendedores" testaferros de la mafia de la droga colombiana? Incluso en Argentina, John Alberto Arroyave Arias, condenado por la Operación Langostino, tuvo la osadía de publicar un anuncio exculpatorio en la prensa de Buenos Aires. Hace veinte años Costa Rica dejó abiertas las puertas de par en par y se colaron un montón de bandidos colombianos, dominicanos y jamaicanos. Aquel cáncer se ha convertido en una metástasis incurable. No son casos aislados; es la generalidad. Recientemente otro narcotraficante colombiano ha sido detenido por cometer un error de principiante. Estaba tramitando sin problemas el "asilo político" en Costa Rica por "amenazas" del Ejército de Liberación Nacional pero se le ocurrió la idea de viajar a Colombia para "solucionar" in situ un contratiempo con sus socios mexicanos de la mafia. La Policía Nacional Colombiana siguió el rastro de su esposa desde el aeropuerrto hasta una vivienda en Popayán y lo detuvieron por tener una orden de busca y captura desde EEUU como proveedor de cocaína desde Panamá, Costa Rica y Nicaragua adonde llegaba la droga procedente de Colombia en lanchas rápidas.

¿Por qué la metástasis costarricense no tiene remedio? Porque Costa Rica no está en manos de los grandes carteles a la antigua usanza; sino en las garras de grupúsculos parapetados tras fachadas de pequeñas y medianas empresas comerciales, transporte y servicios. La numerosa colonia de migrantes colombianos posibilita dicha cobertura empresarial sin levantar sospechas. Sucede en Costa Rica y sucede en todas partes del mundo donde haya gran cantidad de colombianos. La permisividad de la prostitución también es un factor a tener en cuenta por la multiplicación de bares, discotetas, restaurantes, hoteles, locutorios telefónicos, oficinas de envío de remesas.

Volviendo al caso de las prófugas rumanas descubiertas en Costa Rica, ya casi no se habla del caso. Un caso más; uno de tantos. El "protector" de ambas mujeres, Mihai Radulescu, casado fraudulentamente con Josselyn Auxiliadora Granizo Garcia, nacida en Granada (Nicaragua), el 2 de abril de 1994, y registrada como hija de David Rafael Granizo Gallo y Gioconda Lidiette García Cruz, sigue en Costa Rica, sigue manteniendo la nacionalidad costarricense a pesar de su tramitación engañosa valiéndose de un matrimonio amañado con una nicaragüense de 18 años de edad nacionalizada costarricense un mes antes de la "boda" pero a quien jamás vio. ¿Cómo lo hizo? En Costa Rica, como sucede en tantas partes del mundo, hay estafadores legales del derecho: abogados, notarios, registradores. El nombre de ese abogado-notario (en Costa Rica como en el resto de Centroamérica el abogado tiene atribuciones notariales) se puede conocer accediendo a google. ¿Por qué no han sido procesados ni el abogado-notario en cuestión ni el rumano Mihai Radulescu? La corrupción en Costa Rica es la otra pata de la metástasis. ¿Es de fiar el poder judicial de Costa Rica? Lo será cuando los jueces no sean "inamovibles" como sucede en España; inamovibles como el Rey que nadie ha elegido democráticamente.

CASO CHEMISE CASO FIGUERES

CASO KARINA BOLAÑOS


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS

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